"Solamente dos legados duraderos aspiramos a dejar a nuestros hijos: uno raíces...el otro, alas"

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lunes, 27 de mayo de 2013

Tu, yo,nosotros. El modelo mental de relación (II).


Todos sabemos la importancia que tienen las experiencias de interacción con los otros en relación a la formación de la autoestima, pero lo que quizás no nos paramos a pensar es que la misma se va forjando desde los primeros momentos, desde el inicio de esas relaciones... y de ahí la importancia del modelo mental de relación que se establezca.
La semana pasada hablábamos de dicho modelo como parte del sistema de apego, uno más de los sistemas que garantizan la supervivencia del ser humano. Bowlby, uno de los autores que más aportaciones ha realizado a la teoría del apego (quien describe y conceptualiza la tendencia de los seres humanos a crear fuertes lazos afectivos o vínculos entre sí), identificó además del sistema de apego, el sistema de afiliación, el sistema de alimentación, el sistema sexual y el sistema exploratorio entendiendo todos ellos como un conjunto funcional y motivacional encargado de la satisfacción y regulación de las necesidades básicas (hablaremos de algunos de ellos en otra entrada).

Concretamente, el modelo mental de relación, uno de los componentes del sistema de apego, influye en el modo en un niño se siente con respecto a sus padres o cuidadores, el modo en que espera ser tratado y el modo en que tratará a los demás cuando vaya creciendo pero también cuando sea adulto.

Para hablaros del modelo mental de relación en esta entrada recogeré ideas muy interesantes sobre el modelo mental de relación extraídas del libro Vinculaciones Afectivas de Mª Josefa Lafuente y Mª José Cantero (editorial Pirámide, 2010):

Según se recoge en dicha publicación "el concepto que el niño construye de sí mismo dentro de su modelo mental será siempre complementario al de su figura de apego, de modo que un niño cuyo cuidador se caracteriza por actitudes de rechazo o indiferencia y no le permite poner en práctica las actividades exploratorias tendrá un concepto de sí mismo como ser que no merece ser querido, carente de valía e incompetente.

En cambio, un niño cuya figura de apego es cariñosa, cooperadora y accesible forjará una imagen positiva de sí mismo como un ser valioso, competente y digno de ser querido."

Claro, aquí complementario no significa compensatorio únicamente como pudiéramos pensar en otros contextos lingüísticos, sino que  lo que viene a decir es que el mensaje que se transmite al niño en forma verbal, gestual,conductual,etc., actúa como un reflejo en el que el niño se mira, una forma de verse a través del otro. La claridad, nitidez, y transparencia de esa imagen mental va a estar condicionada a la forma en que el cuidador o figura de apego le ofrezca una seguridad de base y un afecto de calidad que le posibilite reconocerse como alguien valioso y suficientemente "guapo/a" para sí mismo y los otros.



¿Cómo se forma el modelo mental?
Dicen la autoras que "el modelo mental se origina de las interacciones diádicas interpretadas por el niño. Desde el nacimiento en adelante el niño interactúa con sus cuidadores y va conociendo aspectos de sí mismo, de las figuras de apego y de su relación con ellas, al mismo tiempo que va aprendiendo qué estrategias de conducta son más útiles para lograr ver satisfechas sus propias necesidades de apego."
 
En el siguiente video (Still Face, que seguro que muchos de vosotros conocéis) se puede apreciar clarísimamente como la respuesta de la madre va a actuar de reflejo en la conducta del bebé de manera que mientras que la relación entre ambos es afectiva, cariñosa, y agradable, el pequeño muestra  una conducta tranquila y segura. Sin embargo, cuando la actitud gestual de la madre es estática, el bebé llega a un estado de angustia e inseguridad que solo recobra cuando la respuesta materna vuelve a ser afectiva. ¿Curioso y digno de reflexión, no?




Según se recoge en el libro "en la cronología de la formación del modelo cabe destacar las siguientes fechas:
·        Al final del primer año de vida surgen y se elaboran posteriormente las expectativas sociales fundamentales sobre los atributos de los cuidadores y otros oponentes diádicos.
·        Un niño de dos años puede explicar y predecir ciertas situaciones.
·        A partir del tercer año de vida se retienen en la memoria a largo plazo las representaciones de sucesos que componen los recuerdos generales y específicos de las experiencias con el apego.
·        En el tercer y cuarto año de vida el niño empieza a comprender que los demás pueden tener sus propios sentimientos, planes y metas, los cuales no tienen por qué coincidir con los suyos, progresando en la comprensión de otras personas y de sus características psicológicas (pensamientos, motivos e intenciones).
·        A partir del cuarto año de vida aparecen los recuerdos autobiográficos por medio de los cuales se establece una conexión conceptual entre sucesos específicos, gracias a su relación con una narrativa personal, continuada y gracias también a la autocomprensión evolutiva.
·        Desde los cuatro a los cinco años se produce uno de los cambios más rápidos en el conocimiento de cuestiones relacionadas con el apego."
 
Algo muy importante es que "las interpretaciones que hacen los cuidadores de los sucesos importantes de la infancia influyen en el significado que el niño le da a sus experiencias. Por tanto, las figuras de apego influyen en los modelos mentales tanto a través de la calidad del cuidado que proporcionan, como a través de las interpretaciones que realizan de los sucesos que ocurren a los niños, en el contexto de conversaciones mantenidas con ellos."
Cuando alguno de los padres o madres con los que trabajo me cuentan delante de su hijo lo "bicho" que es,  lo "desastre" que es, lo "burro" que es desde pequeño...y al preguntarle por algo bueno que tengan sus hijos me responden que no tienen nada bueno...no sé si me entristece más la cara de resignación y aceptación del niño o niña o la falta de sensibilidad de esos padres. El modo en como le contamos que es al niño, la lectura que hagamos de sus conductas,la devolución que le ofrecemos de sus intentos de acercarse a nosotros, son demasiado importantes...


Continúan las autoras diciendo que "del modelo mental depende la calidad del apego. Una persona que tiene un concepto positivo de su figura de apego y de sí mismo, unos buenos recuerdos sobre las relaciones pasadas, y consecuentemente unas buenas expectativas sobre las relaciones futuras, mostrará un apego de buena calidad, es decir, un apego seguro. En cambio, una persona que forma un concepto negativo de su figura de apego (rechazadora, poco accesible, distante, inconsistente) y consecuentemente un concepto negativo de sí mismo (incompetente, carente de valor), que tiene malos recuerdos de sus relaciones pasadas y genera malas expectativas respecto a las futuras, desarrollará un apego de mala calidad, es decir, inseguro."

Siempre nos queda la famosa frase de esperanza de Cyrulnik que creo que enmarcaré en la puerta del despacho para que los niños al entrar reciban al menos un mensaje de aliento: una infancia infeliz no determina una vida (a lo que yo añadiría , "pero hay que ver lo que duele.."). Bueno, y luego están los turores de resiliencia...
 
Por otra parte, en relación a los diferentes cuidadores que puede llegar a tener un bebé desde que nace, según las investigaciones realizadas, un niño "puede interactuar con diferentes cuidadores que actúan con él de forma diferente, y eso puede conducir a interiorizar modelos internos divergentes, aunque siempre existirá un modelo predominante. Es decir, cada persona tiene un sistema de apego único, caracterizado por una forma relativamente estable de relacionarse, actuar, sentir y procesar, pero adaptado en gran medida a cada una de las relaciones significativas: un solo sistema y diferentes vínculos."

La semana que viene abordaré las repercusiones emocionales, conductuales y cognitivas del modelo mental de relación.
Hasta el lunes...¡¡feliz semana!!

lunes, 20 de mayo de 2013

Tú, yo, nosotros. El modelo mental de relación (I)


Imagina que tienes ante ti la máquina del tiempo y retrocedes a ese momento de tu infancia más especial e inolvidable. ¿Recuerdas qué personas formaron parte de ese momento? ¿Qué emociones despiertan en ti esos recuerdos? ¿Hay muchos momentos felices en esa etapa de tu vida? ¿Tienes una canción favorita de esos años que te acompañaba y te hacía feliz? ¿Recuerdas tu infancia con ternura o por el contrario como una etapa infeliz?
 

 

Crecemos acumulando experiencias cargadas de emociones, sensaciones y pensamientos que van registrándose en nuestra mente y una gran parte de ellas tienen que ver con nuestros padres o cuidadores. La forma como fuimos amados, protegidos y sentidos va conformando desde los primeros momentos el estilo de apego. El modelo mental de la relación (o working model) viene a ser el conjunto de representaciones mentales dinámicas interrelacionadas, que presenta una cierta estabilidad y que se resiste al cambio. Dicho modelo mental constituye un ensamblaje de recuerdos, pensamientos, reglas, etc., conscientes e inconscientes y sirve para organizar la información relevante para el apego (en otra entrada desarrollaré con más detalle el sistema de apego del cual forma parte el modelo mental de la relación).

El modelo mental incluye:

-        Un concepto sobre la figura de apego (accesibilidad, disponibilidad, etc.) y sobre los demás.

-        Un concepto de sí mismo (complementario al de la figura de apego).

-        Recuerdos, expectativas, creencias y actitudes sobre la relación.

-        Reglas para regular las conductas y los afectos.

-        Necesidades y metas relacionadas con el apego.

-        Estrategias y planes encaminados a la consecución de esas metas.

-        Una visión del mundo físico y social en el que se sitúa la relación.

 
Dicho modelo mental se origina a partir de las interacciones con los demás interpretadas por la persona, y tiene una parte objetiva (hechos u ocurrencias reales) y una parte subjetiva (interpretación que se hace de la situación). De ahí la importancia de no sólo de proveer a los niños y niñas desde que nacen de un entorno seguro y afectivo, sino de atender a cómo viven sus experiencias cotidianas que forman parte de su educación y crianza pero también las excepcionales que pueden convertirse en experiencias traumáticas.
 

Volvemos a tu infancia. ¿Cómo eran las normas y límites que te ponían en casa?¿Combinaban afecto y autoridad? ¿Qué era aquello que te hacía cumplirlas? ¿Qué quedan de ellas hoy en tu vida adulta? ¿Era difícil para tus padres desempeñar su rol? ¿Quién o qué les enseñó?. Yo me recuerdo inquieta, curiosa, juguetona y despistada. Mi Nancy con pelo largo hacía las veces de alumna cuando yo asumía el papel de profesora, pero también fui infinidad de veces su cuidadora vistiéndola y desvistiéndola jugando a ser su mamá, o su amiga de viajes y aventuras cuando montábamos en la camioneta al ir a visitar a la familia. La cuna de aluminio (que aún conservo) formaba parte del contexto de buenos tratos a mis muñecas junto con las sábanas y colchas que mi madre me cosía para la misma y que yo me encargaba de tener siempre a punto. Fui una niña obediente y soñadora que creció con los Juegos Reunidos Geyper y las enseñanzas de la Casa de la Pradera. Y luego estaba la Familia Telerín, que me hacía ver que había llegado la hora de ir a la cama de forma simpática y divertida… ¡De manera incuestionable aparecían ellos al mismo tiempo que desaparecía yo del comedor tras su canción!

¿Te apetece recordarla?
 


 ¿Sirvió todo esto para algo en mi vida adulta como madre? Estoy segura que sí. A través del juego no sólo se divierten sino que también los niños y niñas aprenden y desarrollan habilidades motoras, afectivas, intelectuales, sociales, etc. Roles, emociones, vivencias…se entremezclan y permiten mediante el aprendizaje personal o vicario ir forjando expectativas y luego más tarde conductas, actitudes y ¿aptitudes?.
 
¿Qué es o será para ti ser papá o mamá? ¿Qué te gustaría que recordaran tus hijos de ti y de vuestra relación? ¿Podrías elaborar una lista de experiencias que has vivido en tu infancia y que te gustaría que tu/tus hijo/os pudieran también vivir? ¿Qué otras experiencias del “mundo de hoy” te gustaría que disfrutara/n?  ¿Podrías nombrar 10 verbos que tengan que ver con la experiencia de la maternidad/paternidad?¿Y podrías nombrar 10 situaciones de tu infancia que tú hoy como madre/padre resolverías de otra manera?

¿Qué personas te hacían sentirte querido/a? ¿Qué hacían para ello? ¿Te ves reflejado/a hoy en día igualmente con tus hijos? Pregúntale a ellos si se sienten queridos/as. ¿Qué haces o no haces para ello? ¿Qué dirían ellos que son los buenos tratos?

Bueno, después de este autoanálisis premilinar (disculpa el interrogatorio), quizás te interese leer la siguiente guía:
 


 
JUNJI y UNICEF editó en el año 2008 la Guía para padres “Te Suena Familiar”, material que aborda algunos de los temas que más preocupan a madres, padres o aquellas personas que tienen a su cargo la crianza de niños y niñas. Se estructura en 12 temas que tratan las siguientes cuestiones:
  • La historia familiar
  • La familia que hemos construido
  • El día que me convertí en padre o madre
  • Compartiendo responsabilidades en la crianza
  • Desarrollo y derecho de niños y niñas
  • Cada hijo, un nuevo desafío
  • Aprender a resolver nuestros conflictos
  • Padres: ¿amigos o autoridad?
  • La Comunicación en la familia
  • Expresar los sentimientos
  • Los temas difíciles de hablar
  • La televisión en familia

Educamos y criamos a los hijos para la vida pero sobre todo, somos su alimento emocional y afectivo y vamos formando parte desde antes de nacer de su universo mental, de las representaciones que sobre nosotros, sobre sí mismo y sobre el mundo se van haciendo. Y todo ello en base a las interacciones y estilo relacional que establecemos a través de nuestra forma de acercarnos a ellos, de hablarles, de ponerle límites, de compartir y propiciar que compartan, de escucharles…. En definitiva, de hacer con ellos y de ellos una historia familiar afectiva y bientratante.

Hasta el lunes que viene en el que hablaremos más de los modelos mentales de relación y el apego.

 

lunes, 13 de mayo de 2013

Saber amar, amar sabiendo

¡Y ya van trece entradas! Este blog que surgió hace menos de dos meses con grandes pretensiones y enormes ilusiones de abordar la resiliencia infantil y sus temas “satélite” como son la parentalidad, el apego y los buenos tratos, ha ido dando pinceladas tratando de iniciar varias líneas de interés. Revisando los temas ya compartidos, de repente me di cuenta que tenía un tanto olvidada a esa etapa tan maravillosa como inquietante: no había tenido aún cabida un espacio dirigido a los adolescentes, por y para ellos.
 
Por eso, hoy quiero compartir con vosotros La Guía de los Buenos Amores para fomentarel buen trato y prevenir la violencia de género en el noviazgo entre jóvenes”, editada por el Consejo de la Juventud de Navarra y que tiene como finalidad aprender y enseñar a identificar la violencia y a distinguirla del amor.
 




Se trata de un documento sencillo, fácilmente comprensible y al mismo tiempo muy completo, pues recoge gran cantidad de aspectos que pueden servir como prevención de relaciones tóxicas, dañinas.

Dice la guía que si distinguimos bien el amor y la violencia, aprenderemos a prevenir los malos tratos y también a tener mejores relaciones de pareja, relaciones más sanas y mejores. Además, aunque puede ser utilizada por toda la población adolescente así como por los padres y madres, los profesionales que trabajamos con chicos y chicas, podemos disponer con ella de un material que viene a ser una valiosa herramienta educativa para trabajar tanto en el aula como en sesiones individuales.
 
En  muchas ocasiones los modelos familiares de dar y recibir amor que forman parte del entorno del adolescente son disfuncionales, bien porque existen historias previas en las biografías de los progenitores cargadas de violencia o amor insano, o porque incluso se han dado experiencias maltratantes hacia ellos mismos, suponiendo esto un potente modelado que condiciona e influye en sus relaciones con el otro sexo.
 
¿Amamos todos igual? ¿Nuestra carga genética nos tiene programados para amar del mismo modo? Podríamos pensar que el modelo de amor que tenemos es algo innato a las personas, que las personas nacemos sabiendo amar de la manera que lo hacemos pero no es así. Las personas no nacemos sabiendo amar, lo aprendemos. No hay un modelo de amor universal, sino que aprendemos a través de lo que vamos viendo mientras nos socializamos: en las personas adultas, en el cine, en la televisión, con nuestros/as amigos/as, a través de cuentos y juegos, en el instituto, etc. Aprendemos a amar de una cierta forma y siguiendo un modelo; un modelo que se enmarca en nuestra cultura: No se ama de la misma manera en todos los lugares del mundo.

 
Se señala en la guía que en nuestra cultura, el modelo de amor que tenemos y reproducimos es el modelo de amor romántico, que además se encuentra reforzado por una serie de mitos que le envuelven y mantienen:
 
 *El amor universal: Un mito que reconoce que todas las personas viven y aman de la misma manera, estén donde estén, sean quienes sean. Se plantea ese modelo de amor como universal y común a todas las personas.
 
*El alma gemela: Un mito que plantea que el chico y la chica tienen siempre los mismos deseos y necesidades. Frases como "sin ti no soy nada" refuerzan y alimentan este mito.  
 
* La media naranja: Un mito que entiende que las personas somos seres incompletos y que necesitamos a otra persona, la pareja, para completarnos y, así, ser felices. Nos hace personas dependientes, ya que, sin una pareja, no conseguimos ser seres completos, independientes y autónomos.
 
* El“sapo y el príncipe”: Un mito que presupone que la chica, a través de su incondicionalidad y gran capacidad de amar, transforme al chico en su amado, cambiando al chico feo (rana) en un apuesto chico (príncipe).
 
* “Quien más te quiere te hará llorar”: Un mito que entiendeo el sufrimiento como un refuerzo del propio vínculo amoroso. Este mito es muy corriente en la litertura y cine, un ejemplo claro sería "Romeo y Julieta"
 
 
Pero…¿podemos identificar aquellos síntomas que corresponden con un amor insano y así poder detectarlo pronto?. La respuesta es sí, observando la existencia de síntomas como:

- Los celos: Habitualmente se confunden o se enmascaran como un síntoma de amor.Todavía se cree que "él es celoso porque me quiere", cuando deberíaser "él me da libertad para que yo elija porque me quiere". No podemos seguir justificando los celos en el nombre del amor.
  
- El control: El control atenta directamente contra la independencia y autonomía de la persona. Pero, ¿control sobre qué?:
  • Sobre lo que la chica hace: “te mando mensajes al móvil cada hora porque me preocupo por ti”.
  • Sobre con quién se relaciona la chica: “¿con quién has estado?”, “¿qué contactos tienes en el Facebook, Tuenti, Messenger…”. 
  • Sobre cómo viste: “¿dónde vas con esa minifalda?”.
  • Sobre cómo se maquilla: “pareces una puta así pintada”.
  • Sobre el móvil: “¿con quién has hablado?”.
  • Sobre el contenido de bolsos, mochilas, carteras, etc.: “¿por qué llevas esa foto en tu cartera?”.

 - El aislamiento: Al hablar de aislamiento hacemos referencia a que el chico intenta que ella no se relacione con nadie más que no sea él. Intenta aislarla de:
  • Sus amigas y amigos.
  • Su familia.
  • Sus compañeras y compañeros de clase/de trabajo.
  • Y en general de todo lo que supone su vida social.

- El acoso: Una dificultad importante a la hora de detectar el acoso es el hecho de que habitualmente se confunde con algo positivo, como muestra de interés y atención. El acoso se manifiesta en hechos como:
  • Seguirle.
  • Vigilarle. 
  • Perseguirle. 
  • Esperarle a la salida del centro de estudios o de trabajo. 
  • Acosarle mediante el teléfono, mediante correo electrónico, mediante el messenger, mediante las redes sociales, etc.
 
- La descalificación: Descalificar supone un ataque a la autoestima de la persona descalificada. Significa ningunearla, decirle que no vale para nada, que es un estorbo, que nunca tiene razón, que su forma de pensar no vale, que su aspecto es malo, que su comportamiento es reprobable, burlarse de ella, avergonzarla en público, reírse de ella, etc.

- La humillación: La humillación es sobre todo una falta de respeto hacia la persona humillada, ataca directamente contra la autoestima y la dignidad de las personas. La forma en la que se manifiesta puede ser muy variada:
  • Desprecios. 
  • Burlas. 
  • Reproches. 
  • Riéndose de ella. 
  • En general, cualquier forma que le haga sentirse mal.

- Las amenazas: Una amenaza siempre supone dar a entender que se quiere hacer daño. Es poner sobre aviso a la chica de que si no hace lo que él dice, puede tener consecuencias. Se puede amenazar con:
  • Quitarle algo a la chica. 
  • Con ejercer violencia. 
  • Con suicidarse. 
  • Con abandonarla.

- El chantaje emocional: Es una forma de intimidación y presión y puede crear sentimiento de culpa en ella por no hacer lo que él quiere.
 
- La indiferencia afectiva: Es la más sutil, por lo que es más difícil de detectar. Supone que el chico se muestra insensible y/o desatento ante la chica o ante sus circunstancias. Se puede manifestar en él mediante falta de disculpas ante errores, negación de los mismos, falta de responsabilidad sobre sus propios actos, frialdad, indiferencia, desatención, etc. El silencio también puede ser una manifestación de indiferencia.
 
-La presión y negligencia sexual: Abarca todos los comportamientos que suponen aceptar relaciones sexuales sin desearlo. Puede mostrarse en forma de enfado del chico, de presión, de victimismo, de amenaza, de infundir miedo, etc. Un ejemplo podría ser si tu chico te pide relaciones sexuales cuando a ti no te apetece y te dice que si no lo haces se buscará otra que esté dispuesta más a menudo, etc.

La violencia de género puede ser explicada con el conocido “ciclo de la violencia”, que intenta explicar cómo incomprensiblemente se sigue manteniendo. Leonor Walker explicó el “ciclo de la violencia” en tres fases: 



Un aspecto que debe quedar a los y las adolescentes suficientemente claro es que la violencia de género la puede sufrir cualquiera, las chicas, las ancianas, las que viven en ciudades, las que viven en pueblos, las que tienen muchos ingresos, las que tienen pocos, las que estudian, las que trabajan… TODAS.
Como alternativa, la guía ofrece una serie de pautas dirigidas a las jóvenes a fin de prevenir la violencia:

  • Concédete tiempo para ti: tus proyectos, objetivos, planes, etc.
  • Hazte regalos y disfrútalos.
  • Escoge con quién quieres tener una relación y qué tipo de relación quieres.
  • Deja de hacer lo que las demás personas quieran.
  • Acepta que todo no tiene por qué salir bien y que no tiene por qué ser culpa tuya.
  • Tolera la soledad, aprende de ella antes de estar con una persona que no te conviene.
  • Establece límites con las demás personas.
  • No quieras ser perfecta, no tienes por qué serlo.
  • Perdónate cuando cometes errores.
  • Escapa de las relaciones que te hacen daño.




 
 
En definitiva, una guía muy aconsejable para compartir, repartir y debatir con los jóvenes y con ello contribuir al desarrollo de actitudes igualitarias, respetuosas y  bientratantes.
 
Los adolescentes son también objeto y sujeto de protección por parte de todas la sociedad, principalmente de aquellos más allegados a ellos y que tienen el priviliegio de poder ofrecerles modos de ser, actuar y sentir que favorezcan su crecimiento y adaptación personal y social.

Y no podemos olvidar que los adolescentes de hoy serán los padres y madres de mañana...

 
Hasta el próximo lunes.

 

lunes, 6 de mayo de 2013

Los niños del “diente de león” (o de cómo resulta que Winnie the Pooh era un oso resiliente)

No penséis que me ha dado un ataque viral y que ahora me dedico a etiquetar a diestro y siniestro a seres reales e imaginarios como resilientes después de estar dándole muchas vueltas a este tema. Y eso que si se analiza la literatura infantil está repleta de protagonistas resilientes que sobreviven en circunstancias terribles, como la pobre Blancanieves que tenía una madrastra perversa cuya maldad perseguía su muerte; o el pequeño Rey León al que la ambición de un tío paterno le dejó huérfano; o la infeliz Cenicienta que vivía con una madrastra y unas hermanas que la rechazaban y humillaban continuamente…

Lo de que Winnie the Pooh es resiliente ni siquiera lo he inventado yo. Lo dice Stefan Vanistendael autor de la famosa casita de la resiliencia (podéis leer sobre ella en la entrada ¡Manos a la obra…construimos resiliencia!), y uno de los autores de referencia en el tema, en un artículo en la Revista Monitor Educador nº 131 (2009).


Habla Vanistendael en dicho artículo de la metáfora empleada por los noruegos con aquellos niños que pueden desarrollarse bien a pesar de tener dificultades muy grandes en su vida a los que les ponen el nombre de los niños del ‘diente de león’. Esta es una planta muy familiar por encontrarse habitualmente en cualquier jardín y en las praderas de cualquier campo. Aunque su flor central es amarilla, al madurar da lugar al famoso molinillo de viento blanco, que todos hemos soplado alguna vez pidiendo un deseo. Resulta curioso cómo de una planta que puede desarrollarse pese a las circunstancias adversas de su entorno, surge este molinillo tan frágil como hermoso.
 
En este artículo que os comento escrito por Vanistendael no hay párrafo que tenga desperdicio. A continuación transcribo algunos de ellos (lo que no está en cursiva son comentarios míos):
 
"Las bases de la resiliencia se dejan curiosamente explicar muy bien con la ayuda de un héroe de muchos niños, Winnie the Pooh.  Su historia es imaginaria, para niños, pero sin embargo sería válida para los propios adultos.
 
Dejémonos guiar por Winnie por un instante, muy seriamente.  Parece que Winnie es un osezno solitario, sin familia conocida. Así como todo osezno debe tener padres, no sabemos si se ocuparon de él. Podría haber sido educado en una institución. Sabemos también que no es muy brillante. Winnie se plantea regularmente su falta de inteligencia, pero sin considerarse un desgraciado o caer en la depresión. Su gran amigo Christopher Robin lo quiere mucho, pero a veces trata a Winnie con negligencia. No es muy agradable. ¿Qué futuro hay para un pequeño osezno en estas condiciones?
 
Winnie siempre nos sorprende porque parece que le gusta su vida. Acepta los límites de su inteligencia. Le encanta inventar pequeñas canciones. En cada situación se plantea la pregunta: ¿qué puedo hacer? Y si piensa que necesita ayuda va a buscarla entre sus amigos. Es muy atento con otros animales del bosque donde vive y, en caso de equivocarse, a menudo es él quien encontrará una solución. Los expertos pueden preguntarse quién le ayuda a salir de tales situaciones. Está bien rodeado, pese a la ausencia de su familia. Una magnífica descripción del mandala de la resiliencia: iniciativa, introspección, creatividad, capacidad de relacionarse, moralidad, humor, independencia. ¿Qué dirían Wolin & Wolin los creadores de este mandala sobre este Winnie resiliente?

Su amigo Christopher cree en él y le ayuda. Le da tareas, ni demasiado fáciles ni demasiado difíciles, desafíos ni demasiado duros ni demasiado ligeros. A veces Winnie y él deben descubrirlo juntos. Winnie está rodeado de animales que le quieren, cada uno a su manera. A Winnie le gusta participar en proyectos comunes, tiene sus pequeños placeres en la vida, como la miel y la leche condensada. Todo esto se puede concebir prácticamente como un mini tratado de resiliencia. ¿No os recuerda a Grotberg? “Yo tengo…Una o más personas dentro de mi grupo familiar en las que puedo confiar y que me aman sin condicionamientos, es decir, de forma incondicional; una o más personas fuera de mi entorno familiar en las que puedo confiar plenamente; personas que me alientan a ser independiente”… Vínculos afectivos y buen trato por parte de los que son importantes. ¡Miel que alimenta el corazón!
 
Hay muchos niños en dificultades - y también adultos - que nos dicen en cambio que una vida mejor es posible. La cuestión es: ¿qué podemos construir juntos, con el niño, y con su familia? Un niño, como todos nosotros, se crea en encuentros positivos que están en un marco formal y profesional, también en la red de amigos, de vecinos o de la familia. La importancia de la red social. Lo que mis amigos Sagra e Iñigo del Centro de Preservación Familiar llamarían experiencias cristalizadoras. La resiliencia es un concepto intersubjetivo, sólo puede nacer y desarrollarse en la relación con el prójimo...la importancia de los tutores de resiliencia.
 
Y como Winnie, hay un niño en todos nosotros, necesitamos por lo menos a una persona alrededor nuestro que quiera nuestro bien, que verdaderamente crea en nosotros, que nos acepte siempre, aunque hagamos tonterías y no esté de acuerdo con nuestro comportamiento.
 
Como Winnie, cada niño - y cada equipo – necesitará cosas positivas que le aten a la vida:

- proyectos,

- pequeños placeres creados,

- de la belleza,

- de indicaciones y normas,

- responsabilidades según sus posibilidades,

- el contacto con la naturaleza,

- las historias,

-  su propia historia…

Esto es lo que da una sensación de que tu vida tiene sentido. Este principio de sentido en la vida diaria no se debe descuidar. Está bien que este sentimiento esté rodeado de humor y amor, aunque con demasiada atención estos dos conceptos pueden destruir el fin buscado. La importancia de encontrar el sentido, que junto con los recursos internos y los recursos externos forman parte del modelo sináptico Romeu de la resiliencia (¿no, Javier?). Además, amor y humor en su justa medida, como acompañantes en la senda de la vida para encontrar un sentido o una resignificación.
 
Otros elementos que contribuyen a la resiliencia se incorporan sobre esta aceptación fundamental y sobre este descubrimiento de sentido: el aprendizaje de competencias, la estima de uno mismo, la alegría de vivir y el humor.
 
Todo esto no es verdaderamente revolucionario. Todos lo necesitamos, hasta en la vida ‘normal’. Pero ahora también sabemos que lo necesitamos especialmente en las situaciones difíciles. Esto supone que cambiemos nuestra visión sobre los niños, los adultos, la vida, que busquemos con inteligencia, con pasión, con paciencia, los puntos positivos que permiten construir algo por encima de los problemas. A su vez supone que nos neguemos a reducir a un niño a sus problemas. Un niño nunca es un problema. El niño tiene problemas. Separar la persona de la conducta, reconocer su valor, su dignidad. Alejarnos de visiones culpabilizadoras y focalizar la atención abriendo el objetivo, situando al niño en el centro de su entorno como ser capaz y con fortalezas, en lugar de acentuar sus debilidades o puntos débiles.
 
Este punto positivo puede ser pequeño e insignificante a nuestros ojos, pero para el niño puede significar mucho, como la miel para Winnie. En lugar de ver la vida como un taller donde hay que reparar averías y defectos, deberemos aprender a situarnos en la vida como un niño con elementos de una caja de construcción. Con posibilidades, con metas de crear una construcción resistente. Cada mirada de aprobación, cada gesto de cariño, cada palabra de elogio… constituyen el cemento que va uniendo esas piezas de edificación.

Por lo tanto, poco a poco la resiliencia nos invita a articular la esperanza y el realismo, de acuerdo con la hermosa fórmula del profesor alemán Friedrich Loesel. El realismo y la esperanza son la vida. Si falta el realismo, vivimos en peligrosas ilusiones; si falta la esperanza, podemos caer en la trampa del cinismo que ahoga a la vida.
 
El ‘diente de león’ crece en lugares sorprendentes e inesperados. Es como un símbolo de  realismo que se une con la esperanza.”  
 
Como habéis podido comprobar, todo un mini tratado de resiliencia infantil expuesto magistralmente por Vanistendael.
 
 
Y ahora soplemos todos imaginariamente uno de esos remolinos de diente de león y pidamos un deseo compartido: que el compromiso social de todos consiga mantener la ilusión y la esperanza de un mundo sensibilizado con la infancia.

 

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