"Solamente dos legados duraderos aspiramos a dejar a nuestros hijos: uno raíces...el otro, alas"

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martes, 29 de octubre de 2013

Tu hijo, tu espejo...retrovisor

Esta es una entrada para padres y madres.

Hoy toca ITV (Inspección Técnica de Vehículos), y como tal, tendremos que hacer una revisión interna de nuestros motores, frenos, luces, tubos de escape….Es curioso como, al menos donde yo vivo, cuando pasas la inspección  del coche, te dan una pegatina con fecha de caducidad que significa que has pasado la prueba (si las has pasado), y que hasta que no toque de nuevo al cabo de un tiempo volver a revisar, puedes circular con normalidad. ¡Qué bueno sería eso también para la revisión de papás y mamás!

La parentalidad, la relación que se establece con los hijos, puede verse desde diferentes aristas, y en esta ocasión he elegido que sea a través  de un libro escrito por la psicóloga Marta Alicia Chavez Martínez editado por la editorial Grijalbo. Ella eligió un título para el libro un tanto sugerente, de esos que “pican” tu curiosidad: “Tu hijo, tu espejo. Un libro para padres valientes”. Con ese nombre…¿Valiente yo? ¡Pues claro, faltaría más!.

Según Marta, los padres proyectamos en nuestros hijos nuestras expectativas de la vida, nuestras frustraciones, nuestras etapas de la infancia o adolescencia sin resolver, nuestros "hubiera" y nuestras necesidades insatisfechas, esperando inconscientemente que ellos se conviertan en una extensión de nosotros mismos y que cierren esos asuntos inconclusos. Conocer la "parte oculta" de nuestra relación, comprender por qué ese hijo, específicamente ése, nos saca tan fácil de nuestras casillas, por qué nos desagrada, por qué nos es tan difícil amarlo, por qué estamos empeñados en cambiarlo, por qué lo presionamos con tal insistencia para que haga o deje de hacer, nos abre la puerta a la posibilidad de un cambio profundo en la relación con él. Darnos cuenta contribuye a transformar los sentimientos de rechazo, rencor y su consecuente culpa, que pueden resultar devastadores, facilitando el paso al único sentimiento que sana, une y transforma: el amor.

Empecemos a mirar por el retrovisor…

Para comprender todo este asunto de la "parte oculta" de la relación padres-hijos necesitamos hablar primero de los mecanismos de defensa.

Éstos son medios que utilizamos inconscientemente para afrontar las situaciones difíciles, distorsionando, disfrazando o rechazando la realidad y así reducimos la ansiedad. De entre todos los mecanismos de defensa, la autora trata en este libro tres de ellos: la proyección, la negación y la formación reactiva.

La proyección es el proceso de atribuir a otros lo que pertenece a uno mismo, de tal forma que aquello que percibimos en los demás es en realidad una proyección de algo que nos pertenece; puede ser un sentimiento, una carencia, una necesidad o un rasgo de nuestra personalidad. ¿Cuántas veces escuchamos "ya que yo no pude estudiar"..."quiero que no le falte de nada como me pasó a mí"...."es igual que yo ante los problemas, que se crece.."?. Tenemos grandes deseos de satisfacer necesidades que son mas nuestras que de nuestros propios hijos/as.

Dice Marta que, sin embargo, este mecanismo de defensa no está mal en sí mismo, ya que puede ser un eficaz medio de autoconocimiento, pues los demás funcionan como espejos de cuerpo entero que nos permite ver nuestros rasgos funcionales y disfuncionales, lo cual sería muy difícil identificar de otro modo. Por eso se dice que las personas que nos caen mal son una maravillosa fuente de información para detectar lo que no hemos solucionado dentro de nosotros mismos. (Prueba a revisar esto. Párate y céntrate en una persona que no soportas o te cae mal e intenta ver en qué os parecéis o en que sois diametralmente opuestos. Yo concretamente no soporto a los perfeccionistas, y reconozco que es porque soy un desastre en muchas ocasiones y me dan cierta envidia su organización).

Es importante señalar que la proyección no sólo aparece en un sentido negativo, es decir, no sólo proyectamos en los otros nuestros conflictos de personalidad, sino también nuestras áreas de luz, de manera que todo eso que te gusta de otra persona es también una proyección de los aspectos bellos y sanos de ti mismo (dice la autora). ¡La de veces que me he alegrado que mis hijas sean buenas personas, nobles, consideradas, amables con los otros...y siempre digo que "se parecen a mí" supongo que en un afán de auto-reconocimiento!

Otro mecanismo de defensa del que es indispensable hablar es el de la negación. Ésta se refiere a la no aceptación de una realidad que puede ser externa, por ejemplo algo que está sucediendo en la vida de las personas, o interna, como una necesidad, un sentimiento, un deseo o un rasgo de personalidad, los cuales resultan amenazantes y difíciles de reconocer. ¿Cómo buscas soluciones a un problema si te aferras a la idea de que dicho problema no existe? ¿por qué es tan difícil reconocer nuestros sentimientos mal llamados "negativos" (los sentimientos no son negativos o positivos, simplemente son), como la envidia, el resentimiento, la ira o el miedo? ¿Por qué es tan difícil aceptar que tenemos un problema, que no sabemos cómo resolverlo y que tal vez estemos equivocándonos?

Porque casi todos nosotros crecimos dentro de sistemas familiares, escolares y sociales en los que aprendimos que cometer un error es vergonzoso, así como tener un problema y no saber cómo enfrentarlo o necesitar ayuda; todo esto lo vemos como signo de ignorancia, debilidad y por lo tanto preferimos ocultarlo para no sentirnos tontos, débiles o ignorantes. Estos sentimientos "negativos", que todos tenemos, son tan mal vistos socialmente, que aprendemos a reprimirlos, negarlos o distorsionarlos para ser aceptados por quienes nos rodean.

Otras importantes razones para mantener la negación son el miedo o la comodidad, ya que si reconoces que hay un problema debes hacer algo al respecto. Aunque parezca increíble, muchas personas continúan en negación aún después de ver evidencias clarísimas del problema. Por ejemplo, ven a su hijo consumir drogas o a su cónyuge tener una relación extramatrimonial, o bien que su hija es víctima del abuso sexual de un familiar: reconocer esto implica tomar decisiones muy drásticas; un divorcio tal vez, una ruptura en las relaciones familiares, una confrontación o, en pocas palabras, entrar en un proceso difícil para el cual no siempre se está preparado. Reconocerla implicaría tocar cargas enormes de miedo, de culpa, de impotencia y tener que tomar decisiones drásticas y difíciles al respecto.

En ocasiones lo que negamos no son realidades que están sucediendo, sino sentimientos o necesidades que por cualquier razón no podemos afrontar. Decimos entonces cosas como: "Claro que no me molesta, no me duele, no me importa, etcétera". Me viene a la memoria esa madre que se ha distanciado de su hijo al que no ve hace tiempo tras una discusión y dice que le da igual, que no es importante para ella.

Según Marta, otra razón por la cual nos aferramos tan fuertemente a la negación es que creemos que no ver un problema o un sentimiento significa que éste se va, desaparece. Pero como dice la autora, las cosas no funcionan así: voltear la cara, no querer reconocer un sentimiento, un problema, una realidad, no significa que se va, al contrario crecerá y echará raíces y se ramificará, hasta que sea tan grande que resulte imposible no verlo.

Y continúa diciendo...Así pues, para seguir sosteniéndonos en la negación, hacemos cosas como justificar, evadir o descalificar la fuente que nos está informando sobre esa realidad que no queremos ver; esa fuente puede ser una persona cercana, un libro, un conferencista, un terapeuta, un médico, a los cuales descalificamos diciendo: "No sirve, no es bueno, está loco, es un mentiroso, etcétera".

Y todo esto que se llama la "parte oculta" de la relación con nuestros hijos se produce de manera inconsciente y no como resultado de una decisión intencional y consciente por parte de los padres y madres. No es que un día te hayas sentado a planear todas estas cosas, sino más bien son cosas no conscientes, es decir, que están manejadas por esa parte de la psique llamada inconsciente, la cual está compuesta por impulsos inaceptables, deseos, experiencias y recuerdos que no pueden ser integrados por el yo. El inconsciente, aunque no se experimenta directamente, ejerce efectos profundos y significativos en tu vida.

La función del inconsciente es protegernos, resguardar todo aquello que nos es difícil o doloroso enfrentar.

Pero también puede ayudarnos a cerrar nuestros asuntos inconclusos echando mano de las herramientas personales de que disponemos y nos puede proporcionar todo el potencial necesario para la curación y el cambio, porque el inconsciente no sólo es el depósito del material amenazante, sino además es el cofre de tesoros no descubierto, donde se encuentran tus recursos, tus aprendizajes.


Señala Marta algunas de esas proyecciones inconscientes que en alguna medida los padres hacemos con nuestros hijos:

a)    Yo no pude hacerlo, hazlo tú por mí
Como el ejemplo de una hija que recriminaba al padre que le había comprado un piano y le decía "Yo nunca te pedí un piano, tú dijiste que lo ibas a comprar porque era un hermoso instrumento y te encantaría que yo lo tocara. A mí no me gusta, y te lo dije entonces. Simplemente no me interesa, cuando paso junto a él siento un nudo en el estómago y no quiero ni verlo, porque me siento tan presionada por ti, tan culpable porque sé el enorme esfuerzo que hiciste para comprarlo, pero yo nunca te lo pedí, no puedo tocarlo, no quiero tocarlo.

El padre fue un niño pobre y por muchos años deseó tener un piano y aprender a tocarlo, pero esto nunca sucedió. Ahora como adulto, al comprar el piano para su hija y contratarle al mejor maestro, inconscientemente trataba de llenar ese espacio que quedó vacío en su vida, o mejor dicho, quiso que su pequeña lo llenara por él. Así, simbólicamente, llenamos a través de ellos ese espacio vacío en nuestras vidas.

b)    Cuando ser padre agobia
Todos nos hemos visto en alguna situación en la que hubiéramos pagado por huir, por marcharnos a una isla desierta. Hace poco una mamá me lo decía entre avergonzada y aliviada. Después de muchas "tormentas" familiares tenía tiempo para dedicarle a la nueva pareja, y su hija (habida en otra relación) ponía todos sus esfuerzos por boicotear los momentos de paz en un intento de llamar la atención. "Me pesa tanto ser madre a veces, quisiera que se fuera con su padre un tiempo, respirar, tener tranquilidad..."

Y esto es así...a veces tenemos ganas de que nuestros hijos desaparezcan por un rato...pero si nos atreviéramos a expresar ante nuestros amigos esa sensación ¿qué pensarían?. Señala la autora que si nos atreviéramos por lo menos a confesárnoslo a nosotros mismos, cuan rápido pasaría, cuan rápido podríamos sentirnos de nuevo serenos y en paz! ¿Y por qué no lo hacemos? Porque el solo hecho de reconocerlo nos hace sentir malos, culpables y avergonzados, y además si lo expresamos en público somos criticados y juzgados.

Cuando por mucho tiempo hemos negado y reprimido algún sentimiento, éste va a buscar formas alternas de salir, así son los sentimientos —no querer verlos no significa que se vayan—, y entonces desarrollamos ciertos rasgos, como una preocupación extrema por el bienestar llegando incluso a la sobreprotección.


¿Qué tal va la ITV? La semana que viene seguiremos viendo otras proyecciones diferentes siguiendo a Marta Alicia Chavez quien nos ha enseñado mucho con estas aportaciones y nos ha hecho pensar.

Hasta entonces, toma conciencia de cómo van tus frenos cuando algo te bloquea o impide el paso, tus luces (que no haya alguna fundida), la soltura del motor que se ha de adaptar a diferentes carreteras y...sobre todo tu tubo de escape, no vaya a ser que haya humos contaminantes que perjudican la salud de todos.

Feliz semana.

 

 

 

 

 

viernes, 18 de octubre de 2013

Laboratorio de resiliencia

¿Qué pensarías si alguien te preguntara: “Si fuéramos científicos locos dónde generaríamos resiliencia si pudiésemos controlar todas las variables?” ¿Sorprendido/a?¿Pensativo/a? Así me quedé yo.

Esa es la gran pregunta que Iñigo Martínez de Mandojana (nuestro amigo del excelente blog Dando Vueltas) tuvo a bien lanzarme hace algunas semanas vía Watsapp, supongo que desconociendo que esta mente extra-vagante mía reacciona de inmediato ante cualquier cosa que atrapa mi interés.

De pronto pensé en Walden Dos, una novela de ficción que me hicieron leer en la facultad, creada por Skinner (psicólogo conductista) quien describe  a modo de utopía, una sociedad construida científicamente en la que todo, absolutamente todo, estaba controlado de manera que, bajo el objetivo de que todos allí fueran más felices, se condicionaba a la gente sin dejar ni el más mínimo rescoldo a lo instintivo de la naturaleza humana. Pero claro, resiliencia y condicionamiento no son sinónimos ni mucho menos, por lo que de manera pura-mente instintiva me apresuré a dar respuesta a la pregunta de mi amigo pensando en cómo prodríamos generar resiliencia sin parecernos a esta sociedad descrita que deja poco a la voluntad de la persona.
Lo que viene a continuación en negrita transcurre entre mensajes intercambiados, por difícil que resulte de creer (a veces también nos saludamos normalmente y nos preguntamos cómo nos va y todo eso), si bien argumento un poco más con razonamientos ¿lógicos? las afirmaciones planteadas en aquel momento:

Íñigo -Si fuéramos científicos locos ¿dónde generaríamos resiliencia si pudiésemos controlar todas las variables?

Conchi -Generaríamos resiliencia en las dificultades de diferentes calibres. La adversidad no es sentida siempre con el mismo grado de estrés ni tiene el mismo impacto en todas las personas. Recuerdo no hace mucho, que en un curso sobre resiliencia, yo intentaba explicar que una hospitalización de un familiar podría ser una adversidad en la familia, pero de pronto una compañera decía no entender por qué eso tenía que ser así, que ella no estaba de acuerdo. Ni me entendía ni la entendía. Diez minutos más tarde, participando en otra cuestión expuso que su padre llevaba enfermo varias décadas desde que ella era muy joven, por lo que no era estresante la hospitalización para nadie de su familia, sino todo lo contrario, una fuente de seguridad y alivio porque allí le ayudaban a estar mejor. Mismo evento diferente impacto. Tendríamos que tener un “calibrador de impacto de resiliencia” y empezaríamos, una vez identificadas las baremaciones, a exposiciones graduales de experiencia adversa y de este modo, a través de la experiencia de sentir y del aprendizaje de métodos de resolución válidos, podríamos, junto a otras cosas que vienen más adelante, generar resiliencia.

Intervendrían variables personales, contextuales y culturales. Una unión tripartita de estas tres variables haría que la resiliencia pudiera desarrollarse. Ante las exposiciones graduales que comentaba antes, si atendemos a variables de tipo personal (como la autoestima, el poder de decisión, la templanza ante el estrés, etc) que fueran reforzadas y potenciadas por contextos bientratantes del entorno próximo y que estos a su vez fueran apoyados y reforzados por políticas sensibilizadas y facilitadoras. … ¿Recuerda a microsistema, mesosistema, exosistema y macrosistema de Bronfrenbrener verdad?

Sin embargo, exposiciones a diversas adversidades tienen resultados diferentes, no es sumativo. Es un cóctel que no tiene receta única. Imagina la inmensa cantidad de posibilidades de  generar resiliencia que podrían surgir. No existe una causa efecto. La indeterminación y plasticidad con que nacemos hace que no podamos predecir, afortudamente. Un maremágnum de posibilidades ante las dificultades.

Íñigo-¿Pero eso generaría resiliencia o testearía?

Conchi- Si queremos controlar variables desde una perspectiva humanista y no puramente conductual, se ofrecería a cada persona una parte común y otra adaptada a su individualidad.

La parte común tiene que ver con las 10 Habilidades para la Vida que propone la OMS (Organización Mundial de la Salud) y que se consideran indispensables para que los adolescentes y jóvenes adquieran la capacidad de elegir estilos de vida saludables y por tanto, más eficaces para hacer frente a la adversidad:

1. AUTOCONOCIMIENTO
Es la habilidad de conocer nuestros propios pensamientos, reacciones, sentimientos, qué nos gusta o disgusta, cuáles son nuestros límites, y nuestros puntos fuertes/débiles.
 
2. EMPATÍA
Es la habilidad de ponerse en el lugar de la otra persona, de comprender mejor al otro y por tanto responder de forma consecuente con las necesidades y circunstancias del otro.
 
3. COMUNICACIÓN ASERTIVA
Es la habilidad para expresar con claridad y de forma adecuada los sentimientos, pensamientos o necesidades individuales haciendo valer tus derechos pero respetando también los de los demás.
 
4. RELACIONES INTERPERSONALES
Es la habilidad de establecer, conservar e interactuar con otras personas de forma positiva, así como dejar de lado aquellas relaciones que impiden un desarrollo personal.

5.TOMA DE DECISIONES
Es la habilidad de evaluar las distintas posibilidades, teniendo en cuenta necesidades y criterios, y estudiando cuidadosamente las consecuencias que pueden acarrear las diferentes alternativas, tanto en la vida individual como ajena.
 
6.SOLUCIÓN DE PROBLEMAS Y CONFLICTOS
Habilidad para buscar la solución más adecuada a un problema/conflicto, identificando en ello oportunidades de cambio y crecimiento personal y social.
 
7. PENSAMIENTO CREATIVO
Es la habilidad que permite buscar alternativas diferentes de manera original ayudando a realizar una toma de decisiones adecuada.
 
8. PENSAMIENTO CRÍTICO
Es la habilidad que permite preguntarse, replantearse, analizar objetivamente la
situación existente de la forma más objetiva posible para llegar a conclusiones propias sobre la realidad.

9.MANEJO DE EMOCIONES Y SENTIMIENTOS
Es la habilidad de reconocer las propias emociones y sentimientos y saber cómo influyen en el comportamiento, aprendiendo a manejar las emociones más difíciles como ira, agresividad, etc.

10. MANEJO DE TENSIONES Y ESTRÉS
Es la habilidad de conocer qué provoca tensión y estrés en la vida y encontrar formas de canalizarlas para que no interfieran en nuestra salud.

 
Imaginemos un laboratorio social en el que podamos acoger a todos nuestros niños y adolescentes. Tres grandes salas en las que en la puerta se podría leer: Sala de Desarrollo Emocional, Sala de Desarrollo Cognitivo, Sala de Desarrollo Social. Y allí se trabajarían todas esas 10 Habilidades para la Vida.
 
                        

En lo que respecta a la parte individual, habrían de tenerse en cuenta la creatividad, los intereses particulares, los hobbies y aficiones, las artes en las que destaque cada uno. Respetar y fomentar el gusto por los pequeños placeres que consiguen grandes felicidades.

Propiciando contextos en los que tenga cabida lo común y lo individual.

Ya..¿y eso generaría tipos resilientes?

Más factores protectores…más desarrollo de las potencialidades…supone un mejor afrontamiento a priori…Podemos decir que se dan las claves para que la semilla de la resiliencia haga acto de presencia externalizando a través de su fuerza su poder, gracias además a los tutores de resiliencia que acompañan a la semilla y que son las raíces que harán que pueda sostenerse la planta que brote.

Y si no es así? Podría deberse a factores personales que bloquean o limitan el desarrollo de la resiliencia. Por ejemplo factores biológicos como enfermedades que limitan la participación de la persona en contextos de interacción con otros (no podemos olvidar que la resiliencia es un concepto intersubjetivo, sólo puede nacer y desarrollarse en la relación con el prójimo). También problemas de salud mental podrían dificultar la promoción de la resiliencia. Habría que buscar espacios adecuados y adaptados para que la semilla de la resiliencia pudiera germinar y mostrar todo el esplendor que lleva en su interior.

En cualquier caso, no creo que sea una ecuación matemática. Es la conjunción de factores. No hay determinismo no siquiera en esto de la promoción de la resiliencia.

Pero merecen la pena todos los intentos.

Y hasta aquí la utopía del laboratorio de resiliencia. Dicen que el sueño es reparador mientras dormimos. Quizás mientras estemos despiertos podemos seguir soñando en conseguir lo más parecido a este laboratorio y tal vez pueda ser también reparador si se cumple....

(Gracias Íñigo por insistir en que la escribiera.Finalmente no es tan descabellado pensar en utopías con amigos pese a que corremos el riesgo de que nos llamen científicos locos)

 

sábado, 12 de octubre de 2013

ABC del apego

A-P-E-G-O. Juego de letras que se traduce en un sentimiento afectivo que indica que alguien desea estar con otro alguien, que ama a esa persona, que la necesita para sentirse bien. Pero sobre todo, y principalmente, que esa persona ofrece unos cuidados y protección que reconfortan y protegen.
 
En otra entrada hablábamos de la diferencia entre vínculo y apego (si quieres leerla pincha encima) señalando que sólo se puede hablar de apego si hay una búsqueda de protección y se proporciona la sensación de seguridad y bienestar.
 
Es frecuente oír “este niño está muy apegado a su madre” cuando observamos que llora desesperadamente si su mamá se marcha, o cuando la elige de manera única para que sea quien le vista o le dé de comer. También es fácil encontrarnos expresiones del tipo “esta niña es una desapegada, no quiere nunca que le digamos nada y va a su aire, es muy suya” cuando la pequeña siempre evita hablar y decir  lo que le pasa cuando se frustra. ¿Son iguales los apegos de los dos niños? Claramente no.
 
Como si estuvieran entremezclados entre sí, indivisibles, dos conceptos se interrelacionan inevitablemente, las conductas de apego y la respuesta del cuidador/a.
 
La conducta de apego es un sistema innato del cerebro que evolucionó para dar seguridad al niño. Éste buscará la proximidad del progenitor, recurrirá a él como refugio seguro cuando sienta malestar para ser consolado e internalizará la relación con el cuidador/a como un modelo interno de base segura. Llorará, sonreirá, echará los brazos hacia el adulto. 
 
¿Y la respuesta del cuidador/a?.
 
He ahí la cuestión…


El ABC del apego

Hay tres aspectos básicos a la hora de entender cómo se genera el apego y cómo se establecen los vínculos entre los padres e hijos (Sieguel & Hartzell, 2004):

A (Attunement): Sintonía, resonar con. El estado interno del padre/madre está alineado con los de su hijo. Esto suele acompañarse de señales no verbales observables y contingentes.
 
B (Balance). Equilibrio, regulación. El niño se equilibra y regula en su cuerpo, emociones y estados mentales a través de la sintonía con el progenitor.

C (Coherencia). El sentido de integración que el niño adquiere a través de la relación con el progenitor hará que se sienta internamente integrado y en conexión con los demás.
 

 
SINTONIA:
 
El estado interno de los progenitores se encuentra en sintonía o alineado con el del del hijo. Podemos decir que su equivalente es la disponibilidad emocional, que tiene que ver, por una parte, con la sensibilidad (capacidad del cuidador de identificar las necesidades del bebé) y la accesibilidad (estar disponible). A veces no se dan las dos cosas. Por ejemplo, se puede tener la sensibilidad de saber que el bebé necesita en ese momento que le cojan  o que le cambien el pañal, pero no darse la disponibilidad o que no sea ésta consistente.

Cuando se está repetidamente no disponible y se rechaza al niño, éste se adapta a evitar la cercanía y la conexión emocional con el cuidador/a. O por ejemplo, si  el adulto interpreta las señales del niño en función de “su propio estado”, generará confusión en el niño, quien tendrá dificultades para diferenciar entre lo que siente y lo que le “dicen que siente”.

Los cuidadores  sensibles tienden a sintonizar sus respuestas para modular los estados emocionales del niño. Durante las interacciones entre madre e hijo, es frecuente que la madre imite las demostraciones de emoción con la intención de modular o regular lo que siente el niño.   La función reflexiva (capacidad para imaginar y pensar acerca de los estados mentales, tanto en uno mismo como en los demás) permite a los cuidadores distinguir entre sus propios afectos, pensamientos, sentimientos y los de su hijo. Si los cuidadores tienen suficientemente desarrollado esta capacidad, manejarán y regularán mejor los afectos negativos del bebé.

 
EQUILIBRIO:
 
El niño equilibra y regula su cuerpo, las emociones y los estados mentales a través de la sintonía con los progenitores. El adulto lo hace reconociendo adecuadamente el estado emocional de su hijo y entonando afectivamente con él. Identificando este estado y poniendo en palabras lo que al niño/a le pasa y dándole una respuesta apropiada. Esto le ayudará a desarrollarse tanto afectiva como intelectualmente.

El cuidador/a seguro ayuda al niño/a a poner nombre a estas emociones por lo que cuando se presenten podrá identificar una amplia gama de dichas emociones y serán más capaces de reconocerlas a su vez en los otros. El reflejo por parte de las madres (mirroring) de las experiencias subjetivas del niño ha sido reconocido por diversos autores como una fase clave en el desarrollo del self del niño.
 
El cuidador recibe las expresiones de emoción del niño y se las devuelve de tal forma que este pueda hacerles frente e ir construyendo el significado de sus propias sensaciones y la consecuencia que pueden tener. Consiste en que la madre (que tiene la mente de su hijo en cuenta) manifieste su atención y empatía por él con expresiones faciales y verbales acordes al afecto experimentado por el niño.

Si los cuidadores responden sólo a la expresión y vivencia emociones de malestar, enfado, miedo, etc. ignorando la afectividad positiva enseñan al niño a focalizar la atención en los afectos negativos, amplificando su importancia e influencia. La relación será lo importante para el niño y con ello se limita su posibilidad de explorar el mundo.

 
COHERENCIA:
 
El sentido de integración, de coherencia interna, que el niño/a adquiere a través de la relación con sus cuidadores hará que se sienta integrado y en conexión con los demás. Sentir malestar, miedo y ansiedad es un estado mental, pero si la respuesta del cuidador es sensible, identifica la causa que lo provoca y responde dándole seguridad, el niño integrará un modelo de relación coherente, consistente entre sus estados mentales y la respuesta obtenida.

Por el contrario, si de manera continuada se vuelven a reproducir una y otra vez situaciones similares de miedo o malestar no satisfechas, el niño sentirá que algunas de sus emociones pueden ser peligrosas. En ese estado la respuesta de la madre o el padre de no reforzar, no consolar, o de rechazo genera en el niño un autoconcepto negativo. Además de interiorizar que la conexión con otros genera ansiedad.

En ocasiones la conducta de los cuidadores es fuente de desorientación y/o miedo cuando estos muestra de manera continuada estar emocionalmente desbordados, asustados o funcionan de un modo caótico. En lugar de un refugio seguro, el cuidador es fuente de alarma y confusión para el niño, colocándole en una paradoja biológica. El sistema biológico de apego está programado para motivar al niño a buscar proximidad, recurrir al progenitor en momentos de malestar para ser consolado y protegido. ¡Pero el niño está aquí atrapado en una paradoja porque escapar de lo que nos genera miedo o alarma también es un mecanismo biológico!.

¿Cómo puede entender el/la niño/a que cuando llora el cuidador/a se levanta, va hacia él/ella dispuesto a parar su llanto intenso, le coge con brusquedad y le chilla porque le está molestando? ¿Coherencia?.  
Al llegar el cuidador/a el/ella, siente primero alivio, para luego expresar más malestar ante la brusquedad de éste/a, lo cual a su vez genera una respuesta alterada del niño/a que extrema la conducta del progenitor, retroalimentándose y potenciándose más que regulándose la activación de ambos.


Según Fonagy (2003), si no se establece un vínculo afectivo seguro, los niños no lograrán desarrollar su propia capacidad para mentalizar y tendrán dificultad para discernir sus propios estados mentales o los estados mentales de los demás. Sin esta capacidad de mentalizar es difícil ser empático.

ABC… aprendamos la lección y será más fácil leer el idioma universal del apego.

jueves, 3 de octubre de 2013

El teatro de la vida de los niños y niñas maltradados (obra recomendada en todos los niveles educativos para profesores que saben y quieren saber más)

Aviso: esta no es una entrada normal. Si por normal se entiende lo habitual o esperado. Escribir surge de una inspiración. Algo ocurre en el interior de nuestra mente que transforma la información que recibimos cuando leemos, y esta vez, tras la lectura del libro de Rosa Mª Fernández García, Entre hipocampos y neurogénesis.¿Por eso le cuesta tanto aprender a mi hijo?” (de la editorial Hilos Rojos) me surge la siguiente historia:
 
 
EL TEATRO DE LA VIDA DE LOS NIÑOS Y NIÑAS MALTRATADOS

Comienza la función….

Preámbulo
En un lugar cualquiera, allá donde el sol sale cada día, el malvado Cortisol hace de las suyas en un intento de invadir de estrés a cientos de niños y niñas. Aparentemente esta hormona del estrés tiene una misión, que no es otra que servir de mecanismo para la supervivencia al preparar al cuerpo para la lucha o la huida. Pero claro, ese poder, que es tan espectacular como necesario, hizo que el Villano Maltrato quisiera apropiarse de él para así poder controlar lo que los niños y niñas hacían y pensaban, y desde hace ya varios lustros este señor oscuro dirige las actuaciones del cortisol.

¿Qué cómo actúa el Cortisol? Pues en un cerebro inmaduro como el de los niños y niñas pequeños, su mortífero ataque tiene efectos devastadores con consecuencias psicológicas y neurológicas graves, sobre todo durante el primer año de la vida. Algunas de ellas son, por ejemplo el provocar la pérdida acelerada de neuronas en el hipocampo; hace que aparezcan anormalidades en el desarrollo cerebral por alteraciones de la poda neural; hay retrasos en el proceso de mielinización; y la alteración de la mielina a su vez enlentece la comunicación entre neuronas….y además ¡se inhibe la formación de nuevas neuronas o neurogénesis!. Eso suena muy mal. Sus malvadas acciones tiene terribles consecuencias...

En esta obra también hay buenos y malos, héroes y malvados, veamos qué pasa..

Acto I
Un cartel a lo lejos en el camino a la ciudad Cualquier Parte parece presidir una de las lomas del sendero. Está escrito en unas letras grandes pero con una tinta que no es indeleble, por lo que a veces se borra con la lluvia y los fuertes vientos y entonces la gente que pasa por allí no acierta a descifrar exactamente qué pone. Llega un vasallo del Señor Buentrato llamado Resilio, se detiene a retocar el cartel para que todos pudieran leer nítidamente su mensaje,y entonces se puede leer:

“Los cerebros de los niños están expuestos a la negligencia, la desnutrición y a los malos tratos de una manera más evidente que cualquier otra especie, pudiendo originar secuelas neurológicas que le afectan en el futuro aprendizaje”.
¡Y esto no es nada baladí! Lo que realmente quiere decir ese cartel es que muchos niños adoptados, en acogimiento y otros que siguen viviendo con sus familias de origen en un contexto maltratante o negligente…pueden presentar dificultades de aprendizaje en la escuela. Y algunas veces, sin saber por qué, esto ocurre en niños y niñas que antes habían ido bien en sus estudios.
 
Bueno, en realidad sí que hay explicación. Dicen que se llama Déficit Cognitivo Acumulativo y se caracteriza por manifestaciones de algo que, aunque es obvio, resulta difícil de entender ¿?¿? ¿?y que viene a ser lo siguiente: les falta los cimientos del aprendizaje y puede que sus resultados escolares vayan empeorando año tras año. Y eso no es responsabilidad del niño o niña que sea vago, o que no esté motivado…es simplemente que el Vilano Maltrato dejó su huella para que durante mucho, mucho, mucho tiempo recordaran lo poderoso que era.
 
Pero…¿Cómo se puede saber esto si no se ha leído el cartel del camino y los educadores solo perciben lo externo, su conducta, sin ver quien dirige internamente los actos del niño o niña? Poderoso caballero el Villano Maltrato que consigue engañar hasta a los más listos que han sacado carrera como maestros…


Acto II
Una mecedora de madera desliza sus curvadas patas ofreciendo un baile silencioso, una danza del amor en la que una madre rodea a su bebé tiernamente mientras le acaricia con suavidad el fino cabello. Ella no sabe que con este ritual está consiguiendo provocar cambios anatómicos en la estructura cerebral de su hijo porque ésta no sólo está determinada por la biología, sino también por los vínculos afectivos que se establecen en la primera infancia.

Cuidando que esta  función se cumpla aparece en escena Don Hipocampo, un caballero blanco que influye directamente en el aprendizaje, la memoria y la respuesta emocional al estrés. Cuanto mayor es la respuesta afectiva materna, cuanto mayor calidad existe en la afectividad y sensibilidad hacia el bebé, más grande y valiente es Don Hipocampo.

Dice la leyenda que dicho caballero es parte importante de la formación de nuevos recuerdos, que ayuda a la información para que pase de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo (y esto es fundamental en el aprendizaje). Lleva en su capa las conquistas que realizó, y pueden verse en ellas las medallas que cuelgan de cuáles son sus victorias: APRENDIZAJE, MEMORIA, Y EMOCIONES.

Pero a veces Don Hipocampo no libra del todo bien sus batallas. En algunos niños y niñas queda debilitado por el cortisol y por otros guerreros negros que quitan algunos adoquines del Sendero Haciaunaprendizajeseguro, y con ello impiden que los carros de información que pasan por allí circulen bien, haciendo que vayan pegando tumbos y saltos, sin pisar por terrero firme. Y así, con ese sendero tan pedregoso y con grandes socavones, los niños no pueden aprender bien.

Acto III

En escena Doña Amígdala. Gran amiga de Don Hipocampo, ayuda a este en la consolidación de la memoria. Es la reina del recuerdo. Nuestros cerebros tienen la capacidad de recordar todo lo relacionado con nuestra supervivencia, y Doña Amígdala se encarga de supervisar esto. Cualquier sensación de peligro hace que se ponga en posición de ataque y avise inmediatamente apretando la sirena roja.

De manera inmediata se despliega el protocolo de emergencia y hace que el corazón vaya más rápido, que la glándula que está encima del riñón segregue una hormona llamada adrenalina cuyos efectos parecen los de las espinacas de Popeye, que hacían que ipso facto el cuerpo se prepare para defenderse o luchar.

Doña Amígdala tiene un spray potente que hace que cuando estemos dudosos sobre nuestras emociones, limpia con detalle el recuerdo y hace que lo podamos ver con mucha claridad, y así descubrimos que hay hechos o situaciones que nos hacen sentir tristes, alegres, enfadados… De todas esas emociones o sentimientos Doña Amígala es muy sensible a los que tienen que ver con el miedo o la angustia porque sabe lo importantes que son, y entonces, cuando detecta algún recuerdo que se asocia con el miedo, lanza un telegrama urgente a Don Hipocampo (que ya sabes que es responsable de la memoria) y le pide que lo recuerde con muchas fuerzas y que avise al resto del cerebro para que también lo haga.

Parece mentira que Doña Amígdala, con lo pequeña que es (tiene forma de almendra quizás para simbolizar la vitalidad que tienen los frutos secos), allí, tan escondida como está en el cerebro, tenga esa capacidad tan esencial de percibir rápidamente situaciones de peligro y entonces….moviliza a todos los órganos mientras una sensación de miedo invade al  niño o la niña.

Como es un poco escandalosa Doña Amígdala y a veces avisa sin que haya un peligro real hay un personaje muy cabal y sereno, Doña Corteza Prefrontal Medial, que al tener más estudios sabe muy, pero que muy bien, distinguir los peligros reales de los que no lo son, porque compró un escáner potente que le ayuda a hacerlo.

Pero los niños y niñas que han sufrido el ataque del Villano Maltrato dañaron en muchos casos a Doña Amígdala y a Doña Corteza Prefrontal, y entonces responden de una manera hiperalerta a un montón de estímulos, algunos que son peligrosos y otros no. Por ejemplo, cuando un profesor eleva el tono de voz y el escáner de Doña Corteza no funciona, el niño o la niña recuerda otras situacines  de sus vidas en las que sí que hubo peligro. O cuando un compañero en el patio le dice una palabra que conecta con sus emociones más negativas y entonces...¡Catapum, plis, plas..! Ni escáner ni cuerno quemado, sus respuestas son muy exageradas para lo que fue realmente lo que pasó en la actualidad...

Comienza a llover. Pero..¡Un momento!. No se trata de agua. Parece que se trata de una sustancia aislante, la MIELINA, que cubre como un manto todo el camino para que puedan circular rápidamente los carros de información y lleguen muy pronto a su destino. Consigue comunicar unas neuronas con otras y hace que los caminos se conviertan en verdaderas autopistas donde circulan todo tipo de datos.

Llega un mensajero en una carta lacrada: algo importante anuncia.

Dice que la mielina trabaja mucho durante DÉCADAS en el cerebro, pero además dice que esta es modificable por la experiencia y afecta al procesamiento de la información mediante la regulación de la velocidad y sincronización de los impulsos nerviosos. ¡¡¡Como los semáforos!!! 

Parece que hay regiones cerebrales que tardan más de 20 años en mielinizarse, como Doña Corteza Prefontal, y eso sólo ocurre en los humanos. Lo que inicialmente puede ser un inconveniente el nacer con un cerebro inmaduro, se convierte en algo positivo…la genética juega un papel importante, pero también la experiencia, la relación, el afecto, contribuyen en esa maduración cerebral. ¡Cáspita! Esto si que es una buena noticia...

Acto IV

El atrezzo. En una obra tan relevante como esta no pueden faltar unos buenos trajes que permitan caracterizar y sobre todo, “hacer como sí fuera…” .

Como si se fuera un payaso, cuyas bromas y gracias despistan las tristezas y penas interiores de los niños y niñas y así no les preguntan. Como si se fuera un astronauta que está en el espacio sideral buscando otras galaxias donde se pueda respirar mejor. Como si se fuera una enfermera, siempre dedicada en cuerpo y alma a los demás cuidándoles y curándoles para así imaginar que quizás cicatrice también su herida.

A veces los trajes no se corresponden con el escenario, están fuera de lugar y entonces los adultos piensan que los niños y niñas que se los ponen andan un poco chalados, o son indisciplinados, o directamente, que van a la suya sin contar con los otros. Pero no saben los mayores que es muy difícil quitarse esos trajes porque ayudan a caminar más seguros y que es muy duro que los demás te vean las heridas emocionales e incluso físicas si te pones solo la ropa de niño o niña. Por eso, prefieren pagar el precio de que los demás piensen otra cosa sobre ellos/as ya que por lo menos así pueden controlar una parte de su vida protegiéndose de las emociones negativas.


Acto final
Por orden del Señor Buentrato, sus vasallos Resilios,hacen llegar un bando a todos los habitantes del planeta Tierra, pero muy especialmente para que lo escuchen los maestros, educadores, profesores y todos aquellos responsables privilegiados de la educación de los niños y niñas que dice:

“Se hace saber…
-Que los niños y niñas víctimas de maltrato, que han sufrido vivencias y experiencias cargadas de sufrimiento NO SON MALOS, NI VAGOS, NI IRRESPONSABLES, NI CARADURAS. Son personitas con capacidad de amar y sentir pero tienen afectados algunos de los componentes emocionales porque el Villano Maltrato y sus secuaces dejaron su despiadada huella indeleble.

-Que es necesario que los adultos se vacunen a la mayor brevedad posible de una epidemia que ya dura mucho tiempo: Etiquetitis (dícese de la inflamación de las glándulas del prejuicio y el desconocimiento que hace que se disparen de forma automática etiquetas con siglas raras como TDAH, que no sé que significan pero que quiero pensar que deben decir “Todos Debemos Amar a los Hijos”).

-Que dicen los que saben de experimentos que hay neurogénesis, que siguen desarrollándose neuronas durante mucho tiempo y que están guardadas a modo de tesoro en el interior de los cerebros de los niños y niñas. Y que los mapas para llegar a ellas tienen unas señales que indican el camino (creo que el recorrido era: COMPRENSIÓN, AFECTO, CONFIANZA, PACIENCIA Y PERSEVERANCIA).

-Que detrás de un niño o niña herido/a hay un arco iris de posibilidades y capacidades pero que se necesitan de pintores adultos que les ayuden a esbozar sus arcos y a pintar con tinta fluorescente el destello que emana de su fuerza interior, y a escribir en el cielo con letra firme y redondeada una nueva historia de su vida sin borrones ni rasgaduras”.
 

Despedida y cierre

Gracias a Rosa por la inspiración. Recomiendo absolutamente la lectura de su libro.

Gracias a Javier Romeu por animarme a escribir esta entrada sin ni siquiera saber como iba a ser. Por cierto,  en su blog, su último post es muy bueno y habla también del libro de Rosa junto con sus reflexiones con firma propia sobre este tema  (http://disparefuturo.wordpress.com/2013/09/30/blog-de-notas-vagancias-y-desintereses/).

Gracias a los niños y niñas de los que aprendo cada día.

Gracias al Señor Buentrato y sus vasallos Resilios que harán llegar esto a todos/as los interesados.

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