"Solamente dos legados duraderos aspiramos a dejar a nuestros hijos: uno raíces...el otro, alas"

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domingo, 21 de febrero de 2016

Mariposas en el corazón...y elefantes en el estómago

Mariposas en el corazón. La adopción por dentro” de El Hilo Ediciones es el último libro que he leído y del que he tenido la suerte de poder asistir ayer sábado por la tarde a la charla coloquio de su presentación en Valencia, organizada por la Asociación Adopta2. Escrito desde el corazón pero también desde las tripas, recoge de la mano de cinco madres adoptivas emociones, situaciones y un sinfín de anécdotas (algunas graciosas y otras melodramáticas) acerca del proceso de la adopción desde los inicios hasta que culmina con la llegada del tan esperado/a hijo/a.

María Martín Titos, Inmaculada Morales Morillas, Pilar González Moreno, Mercedes Moya Herrero y Loreto Castillo Vallejo. Madres anónimas durante mucho tiempo que han decidido salir a la luz de forma valiente y mostrar no solo su rostro, sino además la cara menos amable de la adopción, esa que acompaña a todas las cosas maravillosas que conlleva la maternidad adoptiva y que muy pocas personas son capaces de decir públicamente.


Como profesional no puedo más que elogiar y agradecer su esfuerzo por compartir su experiencia para contribuir a la sensibilización de la sociedad entera (profesionales, padres y madres adoptivos o no) sobre todo lo que envuelve, por dentro y por fuera la adopción. Como madre admiro su valentía, sus ganas de luchar, su arrojo ante dificultades vividas antes, durante y después de la asignación de su/s pequeño/os.

Ayer disfruté escuchándolas (mando desde aquí un abrazo a Inmaculada que no pudo estar en Valencia). Si tuviera que resumir con una frase lo escuchado ayer y lo leído en su libro seria “el encuentro de las diferencias en adopción”. El cómo, partiendo de diferentes realidades, cada una de ellas comparten en sus historias la sinceridad, la paciencia, la esperanza, el miedo, la angustia, la fortaleza…y sobre todo, el sentido, la percepción convertida en certeza de que por muchos avatares mereció la pena adoptar.

No es fácil hablar desde dentro de forma sincera siendo madre adoptiva y que no suenen mal algunas expresiones. La ambivalencia emocional que conlleva la adopción puede ser mal interpretada, y eso, cuando se ha sido objeto continuado de evaluación de la idoneidad, puede llevar a no poder darse licencia para expresar abiertamente lo que se siente. Que en muchas ocasiones no es más que las mismas emociones que surgen en la marentalidad biológica pero que en su caso se pueden dar de forma apelotonada e incluso magnificada por las situaciones y vivencias que tienen lugar en la adopción.

Abrir la puerta a la emoción puede conllevar la entrada de un huracán de críticas e incomprensión difíciles de tolerar. Pero ellas lo han sabido hacer de forma magistral, tanto en el libro como en la charla coloquio de ayer. Desde la normalidad, sin adornos, sin justificaciones, hablan de los problemas que la escuela de hoy presenta para la integración (y lo que es peor, la comprensión) de los niños y niñas adoptados que se incorporan al sistema educativo español. Y no me refiero a la comprensión de su idioma porque vengan de otro país, sino a la comprensión de las particularidades que su condición de adoptados/as va a conllevar. También hablan sobre el racismo, las repercusiones en los padres adoptivos a nivel de pareja, la necesidad de integrar y aceptar la figura de la madre biológica, las trabas y desencuentros con la parte burocrática, la incomprensión y falta de apoyo de los más cercanos, entre otros.


De ahí que el título de esta entrada sea Mariposas en el corazón… y elefantes en el estómago, porque hay que tener un estómago de hierro para integrar a nivel emocional y físico todo lo que el proceso adoptivo trae consigo. Solo el maravilloso fenómeno de la resiliencia puede explicar cómo resistir y rehacerse continuamente, cómo no sucumbir ante las adversidades propias de la adopción y otras que se pueden sumar, en definitiva, como hacer mantener a salvo de tormentas y huracanes el hilo rojo que une a quienes están predeterminados a estar juntos, unos padres adoptivos y un/a pequeño/a que espera reunirse con ellos. Las autoras lo reflejan muy bien: “no cambio ni un instante de lo vivido, si eso supone no llegar hasta ti”.


El libro recoge numerosas expresiones nacidas desde el corazón, con la pureza que solo brota de quien desea abrirse a los otros no con el ánimo de sentirse reconocidas o elogiadas, sino como un grito interior que busca dar a conocer la parte dura y no menos real de la adopción, la que humaniza el proceso adoptivo sin maquillajes, la emoción a pelo, en toda su gama.  

Sin duda es un libro recomendado no solo para futuros padres y madres adoptivos, sino también para profesionales y todos aquellos que tengan contacto directo con niños y niñas adoptados. No para comparecerse de ellos y sus familias, sí para comprenderles, apoyarles y animarles a trabajar juntos en el camino de su adaptación y crecimiento como familia.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Derechos, educación, infancia: el trinomio magistral

Desde pequeña siempre quise ser maestra. Era mi sueño posible. Sentaba a mis muñecas sobre la cama, ponía unos trozos de papel en los que antes había escrito algunas sumas y restas (unas bien hechas y otras no para corregir con bolígrafo rojo), y simulaba ser su profesora, elogiando sus bondades y criticando su conducta o falta de esfuerzo con comentarios que más bien parecían grabaciones reales en mi propia aula.

Siempre he valorado el trabajo de los y las maestros/as, la poderosa influencia que tienen sobre sus alumnos/as (aunque a veces no sea todo lo positiva que debiera), el papel de modelado y referencia, pero sobre todo la capacidad de sembrar semillas de afecto en sus alumnos. Yo también tuve profesoras que supieron mirarme bien, pese a ser una niña impulsiva y un tanto desordenada (hoy en día tendría seguro la etiqueta de TDAH). 

Recuerdo especialmente a una profesora que me acompañó durante años de escolarización. Y digo me acompañó porque su recuerdo cercano entonces (ahora mucho más difuso pero no menos entrañable), hacía que entre ella y yo se mantuviera un hilo afectivo que aun sin verla, sabía que estaba ahí. Recuerdo más de una vez fingir que estaba triste cuando ella entraba en clase solo para que se interesara por mí y me preguntara. O levantar velozmente la mano para ser la primera en contestar y "darle la oportunidad" de que supiera que yo “me lo sabía”, fuera lo que fuera la pregunta.

Con los años sigo estimando y valorando mucho la figura del maestro/a. No estudié Magisterio finalmente, pero digamos que la vida me ofreció un camino paralelo y estudiar Pedagogía me permitió, con fortuna, acceder a la universidad como profesora asociada. Desde hace unos años, además de mi profesión de psicóloga, desempeño la labor de “maestra” de estudiantes de Pedagogía y de Educación Social. Puedo decir sin duda que cumplí mi sueño, aunque éste se presentara en diferente formato y en lugar de tener alumnos pequeños tengo la suerte de ayudar a formar a los que van a enseñar a éstos. Difícil labor en los tiempos que corren.

El currículum de los educadores está repleto de contenidos sin duda interesantes y valiosos. Yo diría necesarios pero no suficientes. Psicología evolutiva, dificultades de aprendizaje, programaciones, organización y gestión de centros y un largo etc. que dotan de recursos curriculares, pero se echa en falta la preparación de la persona que va a EDUCAR. 

Concibo el sistema educativo como las muñecas matrioskas en las que de fuera a dentro participan diferentes instancias/recursos/personas. La más grande y no por ello la más importante en el resultado final, es el contexto de políticas educativas (lástima que cambien tanto de traje en función del partido político que gobierne).


Le sigue una muñeca dentro de esta grande, donde los proyectos educativos, las programaciones de aula y unos cuantos documentos más guían la praxis educativa en cada centro educativo. En el interior de ésta muñeca iría otra más pequeña pero no menos carente de valor: las relaciones interprofesionales en el propio centro, el cómo se articula lo que las otras estructuras van marcando pero ya en un plano más interpersonal, en el que se crean o pueden crear grupos de apoyo, profesionales que sin dejar de lado lo establecido aderezan la labor educativa buscando recursos y formas eficaces de llegar a sus alumnos. 


Pero sin duda, la matriuska interior, la más pequeñita es la más importante, la que impregna (o no) de afecto los contenidos, la que es capaz de cambiar el color del cielo cuando hay nubarrones que vienen tanto de la institución educativa como de las propias familias de los niños y niñas, la que posibilita el verdadero valor de la educación.


El/la profesional de la educación, la esencia del sistema educativo, es quien verderamente es capaz de conducir al aprendizaje,más allá de cuestiones organizativas, estructurales o curriculares. Se es maestro/a, se es la parte del eslabón en la que se sostiene la cadena. Se enseña con la cabeza y se educa con el corazón. Se es, en muchas ocasiones maestro/a de vida e incluso tutor/a...de resiliencia.



Al hilo de todo esto quiero compartir con vosotros un documento elaborado conjuntamente por la Universidad de Valencia y Unicef, editado recientemente en octubre de 2015 y que se titula: “Los derechos de la infancia para futuros profesionales de la educación. Una aproximación”.

Este sencillo documento, pretende ofrecer, desde una visión de la infancia como niños y niñas sujetos de derechos y no objetos de cuidado y responsabilidad únicamente del ámbito privado de la familia, un ejercicio de sensibilización y concienciación, de corresponsabilidad individual y colectiva, de la defensa de los derechos de la infancia recogidos en la Convención de los derechos del Niño.

Esta guía pretende responder a la pregunta que un docente puede hacerse acerca de "¿qué debo hacer para dar mejor cumplimiento a los derechos de la infancia en mi profesión?". Hace un repaso a los principios rectores de la Convención de los derechos del Niño aplicados a la educación y aporta claves para su aplicación, como la introducción de prácticas de inclusión (por ejemplo no estereotipar, promover una atmósfera de respeto, asegurar la igualdad de género,etc.), contar con los niños y las niñas haciéndoles partícipes en el proceso educativo, protegerles de la violencia o fomentando el derecho al juego, entre otros. Finalmente aporta también algunos ejemplos de ejercicios prácticos.




Un pequeño documento en cuanto a extensión con un amplio valor sociopedagógico. Podéis descargarlo en el siguiente enlace: http://www.unicef.es/sites/www.unicef.es/files/los_derechos_de_la_infancia_para_futuros_profesionales_de_educacion._una_aproximacion.pdf

Espero que os guste y sea de vuestro interés. Hasta pronto.

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