Leyendo uno de esos libros que ayudan a padres y madres en
la educación con los hijos (con el que no comparto todas las pautas que se
ofrecen, pero reconozco que algunas de ellas son buenas), esta tarde he reparado en dos
cuestiones que aparecen en el libro "Ansiedades y miedos" de John Pearce (Ediciones Paidós Ibérica) y quiero trasladaros. La primera tiene que ver con la superación de
miedos y fobias, mientras que la segunda habla de cómo fortalecer la confianza
del niño o la niña, pero no es de esto de lo que quiero hablar en sí mismo, sino de la respuesta parental.
En relación a los miedos nocturnos, el autor, después de
contextualizar los miedos como un aspecto evolutivo que es corriente encontrar en
las diferentes etapas de la infancia y que son diversos y cambiantes, refiere un párrafo que me ha llamado poderosamente la
atención y que os transcribo:
“Muchos padres hacen
grandes esfuerzos por demostrar que un miedo imaginario no es real. Por
ejemplo, miran en el ropero para demostrar que allí no hay ningún ladrón o
miran debajo de la cama para probar que no hay ningún monstruo escondido. Por
desgracia estas cosas transmiten el mensaje de que existe la posibilidad de que
pudiera estar allí, porque si no ¿por qué iban a estar mirando? . De igual
manera, dejar una luz encendida transmite también ese mensaje erróneo. La luz
no tranquiliza necesariamente al niño porque le transmite la idea de que la
oscuridad es peligrosa. Así que las actuaciones de los padres para tranquilizar
a sus hijos pueden en realidad provocarles todavía más ansiedad”.
Pensando en ello…es bien cierto que los adultos
transmitimos a los más pequeños mensajes ambiguos. Por ejemplo, si una madre separada de su ex
le pregunta al niño cuando llega de estar con su papá ¿Qué tal hoy?¿Tu padre te
ha castigado/pegado)?... dará por hecho según la lógica infantil que,
atendiendo a la probabilidad, el castigo paterno puede llegar en cualquier momento
(¿si no por qué se lo iba a preguntar su madre?) e incluso hacer que esté más
nervioso por ello y motivar el tan esperado castigo.
¿Cuántos mensajes subliminales mandamos a los niños y niñas
a través de frases y gestos que recogen como esponjas? ¿Sabrías
identificar algunos de los que tú mismo/a lanzas? Yo tengo uno que me ha
acompañado siempre. Desde bien pequeña en casa nos despedíamos (y aún se sigue
haciendo) con una frase omnipresente:” Hasta luego. Ten cuidado”. ¿Cuidado de
qué? ¿O de quién?. Como si no estuviera permitido bajar la guardia y hubiera
que cuidarse permanentemente de peligros reales (que los hay)pero también potenciales (y estos
son más numerosos en la mente de una madre preocupada y sobreprotectora como la
mía).Y si no se baja la guardia, al menos un poco, la exploración y conquista
del mundo no se realiza de forma saludable y adecuada.
Y luego están los mensajes contradictorios que los adultos
ofrecemos:
-“Tú no tienes que pegar…pero si te pegan defiéndete dándole
tú” ¿?¿?¿? No lo he entendido nunca. Pero ¿se pega o no se pega?¿hay veces que
no se puede pegar por nada del mundo (sobre todo si el que recibe es de los
tuyos) y otras que si?
-“!Que te he dicho que no se chillaaaaaa en esta casa!!!"(con ojos desencajados de rabia y las manos en tensión). “Quítate de ahí que me tiznas, le dijo la
sartén al cazo”…¿se prohíbe o recrimina lo que uno mismo hace?.
La otra idea que quería compartiros del texto que he leído y que tiene que ver con el fortalecimiento de la confianza
es:
“La confianza en uno mismo no se puede desarrollar basándose
solamente en los elogios. Son el éxito y el logro lo que refuerza la
autoconfianza y esto sólo puede ocurrir si tu hijo ha he hecho realmente algo.
En otros términos, la autoconfianza proviene de la acción y de la actividad, de
intentar hacer más cosas que de evitar situaciones y permanecer pasivos”.
Parece que nos lo
sabemos…pero seguimos elogiando mucho los saberes y buenas prácticas de aquello que se mueve en el terreno de lo seguro y lo cómodo, pero... ¡cómo cuesta dejar que caminen y caigan solos/as! Sigo hablando con madres y padres que no facilitan que sus hijos crezcan de manera autónoma. Hacen las cosas por ellos, pero les critican porque no las hacen (típico de hijos/as adolescentes que no "saben" recoger la ropa, limpiar el cuarto, etc.). O si son un poco más pequeños , les dan de desayunar porque si no es así llegan tarde al colegio (protestan porque no se toma solo/a la leche, reniegan, maldicen...pero se la dan).
En conclusión, y a modo de reflexión compartida, resumiendo las dos frases con otra de Oscar Wide que ya ha salido en alguna otra ocasión en el blog podemos decir que: "CON LAS MEJORES INTENCIONES, MUCHAS VECES, SE OBTIENEN LOS PEORES RESULTADOS". Poco ayudamos a los más pequeños si no nos paramos a pensar y chequear si los mensajes que transmitimos son coherentes, si se hace lo que se dice y se dice lo que se piensa.
Como tantas veces me has puesto en el rincón de pensar.Gracias!
ResponderEliminarGracias Mercedes!! Seria bueno que tod@s tuvieramos un rincon de pensar y que pudieramos ir a el cuando necesitaramos parar, tomar aire...o simplemente pensar!!! Un "tiempo fuera" para adultos, pero sin que necesite aplicarse como consecuencia de algo, sino como reflexion personal. Un abrazo!!!
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