martes, 13 de diciembre de 2016

Generando posibilidades: apego, resiliencia y parentalidad positiva

"Parentalidad es el aprendizaje de la cooperación a través de “dar y recibir” entre padres e hijos en el marco del respeto de la integridad de cada uno. Sabemos que algunas conductas parentales son positivas para los niños. Ellos, al igual que los adultos, cooperan mejor con personas que les tratan con amabilidad, respeto, comprensión y reconocimiento."

Así se recoge en uno de los documentos elaborados por el Consejo de Europa acerca de las políticas de apoyo a la parentalidad positiva.

Si lees lo anterior por segunda vez, en un afán de intentar comprender mejor lo que dice, puede que pasen al menos dos cosas. La primera, que te cuestiones eso de "dar y recibir" mutuamente. ¿acaso los padres reciben algo de los hijos? ¿se puede hablar de cooperación en esto de la parentalidad o es solo unidireccional? Y la segunda, parece una perogrullada eso de que los niños cooperan mejor si se les trata bien....¡Pues claro, como no!

Si has pensado alguna de ellas -espero que no-, sigue leyendo el siguiente párrafo (si no es así también, pero no te diré nada que no sepas por propia lógica o por tus conocimientos):

Aunque puede parecer una obviedad, lo cierto -y lamentablemente lo real en muchos casos- es que la  parentalidad competente o positiva que permita satisfacer las necesidades de niños y niñas sigue siendo la asignatura pendiente no sólo para las familias sino también para las instituciones. Ser padre o madre no es nada fácil. Ser padre o madre competente es un reto. Todavía encontramos hoy a padres y madres que no saben, no pueden o no quieren desempeñar su rol de manera adecuada, respetando al niño o niña como un ser con derechos, y no sobre el que se tiene derechos de propiedad. La huella que deja una infancia maltratada en ocasiones se traduce en prácticas parentales incompetentes años más tarde cuando el ahora padre o madre pone en práctica lecciones aprendidas de forma involuntaria años atrás pero que en la actualidad voluntariamente se aplican, justificando su validez porque otorgan aparente autoridad y sobre todo sensación de control.

Hay una frase que me gusta mucho compartir, y que dice algo así como "Tener un hijo no le convierte a uno en padre o madre al igual que  tener un piano no te convierte en pianista". Y tanto que no. 

La Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño (CDN) recoge el derecho del niño a la protección (ser tratado sin violencia) y a la participación (respeto a sus opiniones). Además señala que los padres deben proporcionar a sus hijos: 

Cuidado y protección (Comportamiento nutricio) lo que significa responder a la necesidad de amor, afecto y seguridad del niño. 
Estructura y orientación: lo que implica proporcionar al niño sensación de seguridad y previsibilidad, regularidad y al mismo tiempo la flexibilidad necesaria. 
Reconocimiento: que se refiere a la necesidad del niño a ser visto, escuchado y valorado como persona.
Capacitación: para aumentar la confianza en si mismo, sus competencias y el control personal.


"Los niños de hoy viven en un mundo diferente en el que crecieron sus madres y sus padres. Esto conlleva reconsiderar la educación de sus hijos e hijas y, en algunos casos, aprender de nuevo a educarles". Y ello requiere el aprendizaje de nuevas fórmulas o replanteamiento de las prácticas parentales. 

Comparto con vosotros una metáfora a la que llevo dando vueltas algunas semanas, no es lo mismo el plano que el mapa. Me explico: cuando una persona decide ser padre biológico o adoptivo (o le viene dado a veces de manera fortuita lo primero) se crea un imaginario de cómo será ese hijo o hija, unas expectativas, intereses, proyectos para su futuro inmediato y más remoto. O lo que es lo mismo, se construye un plano de cómo proyecta o imagina su "meta/hijo", una construcción ideal e idealizada. El resultado se planifica de antemano, se diseña, algunos con formas muy rudimentarias y sencillas, y otros ambiciosos e incluso suntuosos... Y que en la mayoría de los casos no coincide con la realidad.

Algo distinto es el mapa, que permite moverse en el terreno de lo tangible, de lo alcanzable en tanto que permite descubrir formas distintas pero fiables de llegar al "tesoro/hijo". La POSIBILIDAD de llegar de diferentes maneras a completar el camino, pero sobre todo, la POSIBILIDAD de parar, repensar la ruta, de retroceder incluso para luego avanzar. A diferencia del plano, el mapa viene dado desde fuera a los padres, no lo diseñan, es la realidad misma, las características del hijo o hija, las circunstancias externas o estresores, las adversidades, los atajos, en definitiva, lo impensable porque no es posible predecir el camino ni cómo va a ser el mismo. Las "pistas" que conducen por el sendero adecuado son descubiertas por padres y madres y madres competentes pero también se pueden aprender.

Los profesionales tenemos una gran responsabilidad a la hora de apoyar la parentalidad positiva. Señala el Consejo de Europa que, a fin de afianzar las habilidades parentales, se recomienda a los profesionales centrarse en la comprensión de las necesidades evolutivas del niño, las responsabilidades y capacidades de sus padres para responder a esas necesidades, las relaciones e interacciones entre los miembros de la familia y las necesidades de la familia como unidad básica de la sociedad.

Y precisamente dirigido a profesionales (aunque abierto también a padres y madres interesados), tengo la satisfacción y el interés de recomendaros que os inscribáis a las II Jornadas de Apego, Resiliencia y Parentalidad Positiva que organiza Biraka los días 10 y 11 de febrero de 2017 en la ciudad de Vitoria-Gasteiz. 

Permitidme que parafrasee lo que mis compañeros y amigos de Biraka recogen en su web (http://www.biraka.org/asociacion-2/) para explicar las Jornadas:

"Una de las labores más importantes que tenemos como profesionales, figuras parentales y cuidadores es la capacidad para generar espacios y tiempos que ofrezcan a los niños, niñas y adolescentes posibilidades de desarrollo personal y comunitario. Es la esencia del acompañamiento, de los buenos tratos. El arte de conectar, de posibilitar, de ayudar a desarrollar sus recursos naturales a través de las habilidades y competencias de los adultos significativos. La resiliencia así pues, se construye en la interacción con el otro, tejiendo vínculos sanos que aporten seguridad afectiva desde una presencia comprensiva. 

"El arte de generar posibilidades" va a ser el pilar sobre el que se van a construir estas jornadas, donde ponemos el acento, desde la idiosincrasia de cada ponente, en la importancia de permitir al Otro verlo más allá de sus dificultades, caos o problemas. Estamos diseñados neurobiologicamente para conectar, para sentirnos conectados. Una conexión que pone en valor en la otra persona el sentimiento de ser digno amor y pertenencia. Esta segunda edición pretende dar una vuelta de tuerca más al aprendizaje a través del espectáculo, de lo concreto y de lo práctico. Con una filosofía puramente "Dando Vueltas" acercaremos al espectador a un mundo de emociones, de ciencia, de posibilidades, de conexión a través del Apego, la Resiliencia y la Parentalidad Positiva. "

Un programa de lujo con ponentes de gran renombre, unos temas super interesantes y un escenario increíble en el Palacio de Congresos de Vitoria ¿Qué más se puede pedir? Un precio increíble (imposible encontrar una formación de calidad a ese precio). 



Seguro que nuestros amigos organizadores nos sorprenden una vez más es esta II Jornada formativa que será sin duda el germen de buenas prácticas profesionales que permitirán apoyar a muchos padres y madres en su labor educativa y de crianza, generando posibilidades para la promoción del bienestar de niños, niñas y adolescentes.


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