Dedicado a todos los niños y
niñas adoptados…y sus dos mamás:
“Dicen los aldeanos del lugar que
si miras al cielo en los noches de tormenta es posible ver llorar a las
estrellas. Lloran de pena, afligidas por el dolor de unas madres que no pueden
ver cumplidos sus sueños, porque añoran sus quimeras tanto tiempo pensadas.
Algunas de esas madres lamentan sus sueños rotos de no poder engendrar un hijo;
otras, que lo engendraron, lloran y lloran porque no pueden tenerlo con ellas, porque
no sabían o podían cuidarle.
Sus lágrimas amargas, simbióticamente reflejadas
en esas estrellas confidentes, se funden en un profundo pesar del que, sin
saberlo, al unirse, se van formando estalactitas de amor, largos haces de afecto
que juntan cielos y tierra, creando un manto brillante que les lleva a ambas
mujeres hasta un hijo o hija compartido. Unas les dieron la vida, otras les
procurarán cuidados y amor. Miles y miles de estalactitas de amor, tantas como adopciones
hay, repoblan el espacio entre cielo y tierra.
Las estrellas saben muy bien que
su llanto hace posible que ambas madres compartan un lazo que les va a unir
para siempre desde ese momento. La biológica, al otro lado del firmamento, imperceptible
a la vista, emite en la distancia una pequeña luz que permite saberla existente siempre allí desde donde se encuentre su pequeño. La otra estrella, la que le cuida y
educa, se transforma cada día al amanecer en una importante estrella, el sol
radiante, que calienta, guía y da luz. Con sus rayitos solares hace cosquillas
al pequeño para hacerle reír. Otras veces le acuna cuando está triste o enfadado
sin saber por qué, esperando pacientemente que se calme.
Dicen también los
aldeanos que en las noches claras de luna, muchos niños y niñas adoptados dejan
volar sus sueños, unas veces despiertos y otras tantas dormidos, agarraditos a su burbuja materna con forma de corazón sin soltarse, hasta llegar al
filo de la luna menguante desde donde pueden sentir más cerca la luz que sus dos mamás transmiten.
Desde allí, sentados mirando al frente, es posible verles imaginando cómo será su estrella lejana, fantaseando y pensando en
momentos bonitos vividos con ella, incluso enojándose por no poder tenerla un
poco más cerca. ¡Cuánto darían por tener juntas a sus dos mamás!.
Su estrella cercana, la que le cuida y le quiere, para consolarle le manda una estrella fugaz donde depositar sus buenos deseos, sus logros, sus preocupaciones, y poder así hacérselos llegar a su otra mamá, al tiempo que le tiende su mano suspirando en silencio para no delatar a su corazón. Dolor y alegría se entremezclan. La esperanza cumplida tiene un precio caro muchas veces difícil de soportar.
Y al amanecer, alejándose poco a poco la noche, dicen los aldeanos que gotas del rocío, tantas como adopciones hay, aparecen cada día en los árboles del bosque simbolizando la unión entre dos madres que hizo posible que cada niño y niña tuviera una familia donde crecer feliz."
Conchi Martínez Vázquez.
El tema de los orígenes y
especialmente lo relativo a la madre biológica de los niños y niñas adoptados
es sin duda una de las grandes cuestiones para grandes y pequeños, no sólo por
lo que supone en tanto que asimilación e integración de la propia historia, sino
además por los sentimientos contrarios asociados. No deber ser fácil ni para unos
ni para otros gestionar y entender emociones que surgen de manera espontánea.
Legitimar, normalizar, aceptar es
el mejor calmante.
Y para ello se necesitan herramientas,
formas de acercarse al tema sin que duela, pero tampoco de manera banal.
Acompañando al niño o la niña en sus propios pensamientos, fantasías y temores, sin dejarle solo en ese maremágnum de sentimientos basados en fragmentos de
historia que hay que ayudarles a ensartar y darle forma. Los cuentos, en este
sentido, tienen un verdadero poder sanador, terapéutico que ayuda a entender y
a explicar. Y uno de los que trata este tema dirigido a niños y niñas y del cual quisiera no solo
hablaros sino recomendaros, es el cuento ¿Yo tengo dos mamás? de la Editorial Círculo Rojo.
Ese es el
título del precioso cuento que desde el corazón Mercedes Moya escribió pensando en su hijo y que junto a las ilustraciones de Mª José Sánchez Megía, otra mamá adoptiva, han dado forma a una útil herramienta que recoge de manera clara, cercana y emotiva una historia que ayuda a integrar a la madre biológica en la vida de los niños y niñas adoptados. Podéis ver el trailer del cuento en el siguiente video: