"Solamente dos legados duraderos aspiramos a dejar a nuestros hijos: uno raíces...el otro, alas"

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lunes, 20 de mayo de 2013

Tú, yo, nosotros. El modelo mental de relación (I)


Imagina que tienes ante ti la máquina del tiempo y retrocedes a ese momento de tu infancia más especial e inolvidable. ¿Recuerdas qué personas formaron parte de ese momento? ¿Qué emociones despiertan en ti esos recuerdos? ¿Hay muchos momentos felices en esa etapa de tu vida? ¿Tienes una canción favorita de esos años que te acompañaba y te hacía feliz? ¿Recuerdas tu infancia con ternura o por el contrario como una etapa infeliz?
 

 

Crecemos acumulando experiencias cargadas de emociones, sensaciones y pensamientos que van registrándose en nuestra mente y una gran parte de ellas tienen que ver con nuestros padres o cuidadores. La forma como fuimos amados, protegidos y sentidos va conformando desde los primeros momentos el estilo de apego. El modelo mental de la relación (o working model) viene a ser el conjunto de representaciones mentales dinámicas interrelacionadas, que presenta una cierta estabilidad y que se resiste al cambio. Dicho modelo mental constituye un ensamblaje de recuerdos, pensamientos, reglas, etc., conscientes e inconscientes y sirve para organizar la información relevante para el apego (en otra entrada desarrollaré con más detalle el sistema de apego del cual forma parte el modelo mental de la relación).

El modelo mental incluye:

-        Un concepto sobre la figura de apego (accesibilidad, disponibilidad, etc.) y sobre los demás.

-        Un concepto de sí mismo (complementario al de la figura de apego).

-        Recuerdos, expectativas, creencias y actitudes sobre la relación.

-        Reglas para regular las conductas y los afectos.

-        Necesidades y metas relacionadas con el apego.

-        Estrategias y planes encaminados a la consecución de esas metas.

-        Una visión del mundo físico y social en el que se sitúa la relación.

 
Dicho modelo mental se origina a partir de las interacciones con los demás interpretadas por la persona, y tiene una parte objetiva (hechos u ocurrencias reales) y una parte subjetiva (interpretación que se hace de la situación). De ahí la importancia de no sólo de proveer a los niños y niñas desde que nacen de un entorno seguro y afectivo, sino de atender a cómo viven sus experiencias cotidianas que forman parte de su educación y crianza pero también las excepcionales que pueden convertirse en experiencias traumáticas.
 

Volvemos a tu infancia. ¿Cómo eran las normas y límites que te ponían en casa?¿Combinaban afecto y autoridad? ¿Qué era aquello que te hacía cumplirlas? ¿Qué quedan de ellas hoy en tu vida adulta? ¿Era difícil para tus padres desempeñar su rol? ¿Quién o qué les enseñó?. Yo me recuerdo inquieta, curiosa, juguetona y despistada. Mi Nancy con pelo largo hacía las veces de alumna cuando yo asumía el papel de profesora, pero también fui infinidad de veces su cuidadora vistiéndola y desvistiéndola jugando a ser su mamá, o su amiga de viajes y aventuras cuando montábamos en la camioneta al ir a visitar a la familia. La cuna de aluminio (que aún conservo) formaba parte del contexto de buenos tratos a mis muñecas junto con las sábanas y colchas que mi madre me cosía para la misma y que yo me encargaba de tener siempre a punto. Fui una niña obediente y soñadora que creció con los Juegos Reunidos Geyper y las enseñanzas de la Casa de la Pradera. Y luego estaba la Familia Telerín, que me hacía ver que había llegado la hora de ir a la cama de forma simpática y divertida… ¡De manera incuestionable aparecían ellos al mismo tiempo que desaparecía yo del comedor tras su canción!

¿Te apetece recordarla?
 


 ¿Sirvió todo esto para algo en mi vida adulta como madre? Estoy segura que sí. A través del juego no sólo se divierten sino que también los niños y niñas aprenden y desarrollan habilidades motoras, afectivas, intelectuales, sociales, etc. Roles, emociones, vivencias…se entremezclan y permiten mediante el aprendizaje personal o vicario ir forjando expectativas y luego más tarde conductas, actitudes y ¿aptitudes?.
 
¿Qué es o será para ti ser papá o mamá? ¿Qué te gustaría que recordaran tus hijos de ti y de vuestra relación? ¿Podrías elaborar una lista de experiencias que has vivido en tu infancia y que te gustaría que tu/tus hijo/os pudieran también vivir? ¿Qué otras experiencias del “mundo de hoy” te gustaría que disfrutara/n?  ¿Podrías nombrar 10 verbos que tengan que ver con la experiencia de la maternidad/paternidad?¿Y podrías nombrar 10 situaciones de tu infancia que tú hoy como madre/padre resolverías de otra manera?

¿Qué personas te hacían sentirte querido/a? ¿Qué hacían para ello? ¿Te ves reflejado/a hoy en día igualmente con tus hijos? Pregúntale a ellos si se sienten queridos/as. ¿Qué haces o no haces para ello? ¿Qué dirían ellos que son los buenos tratos?

Bueno, después de este autoanálisis premilinar (disculpa el interrogatorio), quizás te interese leer la siguiente guía:
 


 
JUNJI y UNICEF editó en el año 2008 la Guía para padres “Te Suena Familiar”, material que aborda algunos de los temas que más preocupan a madres, padres o aquellas personas que tienen a su cargo la crianza de niños y niñas. Se estructura en 12 temas que tratan las siguientes cuestiones:
  • La historia familiar
  • La familia que hemos construido
  • El día que me convertí en padre o madre
  • Compartiendo responsabilidades en la crianza
  • Desarrollo y derecho de niños y niñas
  • Cada hijo, un nuevo desafío
  • Aprender a resolver nuestros conflictos
  • Padres: ¿amigos o autoridad?
  • La Comunicación en la familia
  • Expresar los sentimientos
  • Los temas difíciles de hablar
  • La televisión en familia

Educamos y criamos a los hijos para la vida pero sobre todo, somos su alimento emocional y afectivo y vamos formando parte desde antes de nacer de su universo mental, de las representaciones que sobre nosotros, sobre sí mismo y sobre el mundo se van haciendo. Y todo ello en base a las interacciones y estilo relacional que establecemos a través de nuestra forma de acercarnos a ellos, de hablarles, de ponerle límites, de compartir y propiciar que compartan, de escucharles…. En definitiva, de hacer con ellos y de ellos una historia familiar afectiva y bientratante.

Hasta el lunes que viene en el que hablaremos más de los modelos mentales de relación y el apego.

 

9 comentarios:

  1. Buenos días Conchi, dónde puedo leer más sobre el modelo mental de relación y cómo se puede trabajar desde él? un saludo y gracias por el post

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  2. Con paciencia en este blog en las próximas entradas jajaja!!!

    Fuera bromas, Tal cual como modelo mental de la relación donde he encontrado más información es en el libro de Mª Josefa Lafuente y Mª José Cantero "Vinculaciones afectivas" de la editorial Pirámide. Algo de teoría sobre el working model se aborda también en el libro de María Martina Casullo y Mercedes Fernández Liporace que se llama "Los estilos de apego. Teoría y medición". Luego en álgunos artículos en la red aparece también algo de modelos operantes internos,pero efectivamente, si tú no lo has encontrado ya es señal que no hay mucho sobre el tema (o yo no lo he encontrado tampoco).

    A la segunda cuestión es más difícil responder ya que ahí sí que no he visto nada (revisa el blog de José Luis Gonzalo Marrodán), ya que hay que inferir algunas pautas de psicoeducación como nos decían en el Diplomado de Jorge Barudy o recurrir a literatura extranjera como hace José Luis a veces. No obstante, estoy en ello, acabo de abrir el filón y espero encontrar brillantes en este tema que es también de mi interés. Espero haberte podido orientar un poco..y si no es así..es que a Mary Poppins se le ha cerrado el bolso!!

    Un abrazo

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  3. Gracias Conchi, no te perderemos la pista.

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  4. Hola Conchi, me ha gustado mucho tu entrada. Todavía tengo la cama de Nancy que hizo mi tío y que mi madre vistió tal cual la original, pero sobre todo tengo recuerdos y sensaciones maravillosas que han despertado aún más al leer tu post.
    Respecto a la guía para la familia me parece muy interesante y el curso anterior la utilicé para trabajar temas concretos con las familias.

    Un beso

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  5. Gracias por compartir ese secreto inconfesable como el mío (conservamos la cuna de juegos de nuestra infancia, jajaja). Efectivamente, son tan importantes las representaciones que tenemos de nosotros mismos y de los otros que perduran en el tiempo en forma de emociones, recuerdos...

    Me alegra saber que has puesto en práctica la guía. Yo la sencilla y útil.

    Un abrazo para ti..

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  6. Hola Conchi, cuando leí tu entrada me pareció interesantísima y quise compartirla con mis hermanos, ver si los cuatro teníamos recuerdos, sentimientos similares. Ayer nos reunimos, les leí tu entrada y respondimos las preguntas. Fue un ejercicio super interesante, básicamente compartimos sentimientos, pero es curioso ver cómo hay sensaciones diferentes según el lugar que ocupábamos en el orden de hijos, yo soy la mayor, luego otros tres, cuando en algo no coicidíamos, yo la mayor y el más chico teníamos unos recuerdos parecidos, mientras que los dos del medio diferían. Estaban también nuestros hijos presentes, así que también pudimos constatar con ellos si lo que nosotros pensábamos que estábamos haciendo bien, en realidad así lo percibían ellos.

    Al hacer la lista de los 10 verbos, estuvo increíble ver cómo nosotros cuatro (yo y mis hermanos) y todos nuestros hijos coincidimos e integramos una lista única.

    Yo siento que crecimos en una familia que nos dio unas bases de mucho amor, seguridad, protección, respeto, en donde nos enseñaron que todo se puede superar en esta vida, y que eso es lo que estamos replicando en nuestros hijos. Todos coincidimos en que nuestra infancia fue muy feliz, una gran comunicación con nuestros padres y entre nosotros, mucha alegría a nuestro alrededor. La música fue parte integral de nuestro desarrollo, siempre había música en casa. Y la unión, ese sentido de unión que nos dieron nuestros padres, y que hemos transmitidos a nuestros hijos creo que nos ofrece una gran fortaleza para enfrentar cualquier cosa.

    Hubieras visto a mi chiquita, (por si no recuerdas, hija adoptiva) absorbiendo todo esto, alegre, opinando también sobre cómo se siente!!

    Gracias Conchi, nos hiciste pasar un día diferente, muy entrañable, de mucha introspección familiar. Un abrazo grande.

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  7. Gracias Alejandra por compartir tu experiencia.No te puedes imaginar cómo me alegra saber que esa entrada ha podido ser útil para que tu familia y tú podáis disfrutar de momentos entrañables como dices. Sólo por ello ha merecido la pena escribirla, que no sean sólo palabras, sino que se conviertan en reflexiones conjuntas.

    ¡¡Son tan importantes las experiencias en la infancia y sobre todo aquellas que nos aportan los puntales que más tarde dan paso a la maternidad/paternidad!! Y qué bueno que un contexto bientratante como el vuestro genere emociones y recuerdos similares, pero al mismo tiempo otorguen esa individualidad, esa identidad personal diferenciada en función de la posición que cada uno ha ocupado. Más allá de los afectos están las expectativas (las propias y las de los otros miembros de la familia)o los roles que dan un protagonismo diferenciado en unas cosas u otras.

    Pero lo que me parece fantástico es que tu chiquita integre como algo normalizado el compartir,aportar, repensar y proyectar como se siente...eso es una buena base que promueve sin duda la resiliencia!!! Enhorabuena por tener una familia unida que sabe valorar sus bases y extiende el amor y la comunicación a otras generaciones.

    Un abrazo

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