"Solamente dos legados duraderos aspiramos a dejar a nuestros hijos: uno raíces...el otro, alas"

"Solamente dos legados duraderos aspiramos a dejar a nuestros hijos: uno raíces...el otro, alas"
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miércoles, 6 de septiembre de 2017

¿Más grande que el amor? El amor a un hermano de acogida

No hay amor más grande y sincero que el que nace del corazón. Esta podría ser una bonita frase de esas que cuelgan en los escaparates de las tiendas de regalitos, o en la portada de una agenda, o quizás en una de esas camisetas que la gente se pone para salir a pasear. Hay muchas formas de amar, pero quizás una de las más difíciles es aquella que surge de la relación entre los niños y niñas en acogimiento o adopción  y sus nuevas familias cuando las condiciones físicas, psicológicas o ambas están tan afectadas que existen retrasos madurativos e incluso lesiones neuronales irreversibles tan importantes que se ven comprometidas todas las áreas de su desarrollo. Solo del corazón de quienes le aceptan, le acogen y le dan un lugar donde estar y llegar a ser el mejor proyecto de sí mismo puede salir tanto amor.


Hace un tiempo compartí en el blog una entrada dedicada a un niño especial que me robó el corazón (si quieres leerla pincha aquí: http://resilienciainfantil.blogspot.com.es/2014/08/carta-para-un-nino-herido.html) . Conocerle fue una de esas experiencias que te dejan huella porque es un ejemplo de vida, de fortaleza, de ganas de hacerse su lugar en el mundo, en ese que al principio le negó la posibilidad de estar con quien le dio la vida pero que por el contrario le brindó una familia que cambió su destino desde el minuto cero. Ninguno de nosotros sabemos qué nos va a deparar el destino, pero el suyo, echando la vista atrás, le ha facilitado algo así como un billete de ida a la felicidad. 

Hubo otra entrada también en el blog en la que su hermana de acogida le dedicaba una carta (http://resilienciainfantil.blogspot.com.es/2016/10/la-magia-existe-carta-mi-hermana-de.html). En ella la hermana intentaba ponerse en la piel del pequeño, sentir por él, llorar por él, creer como él en la magia que nace de los buenos tratos y del vínculo afectivo, y nos hacía emocionarnos haciéndonos partícipes de su amor hacia su hermano.

El tiempo pasa y este pequeño se está convirtiendo en un hombrecito precioso capaz de tambalear las predicciones que hace años diferentes profesionales hacían sobre su futuro poco prometedor. Vaticinaban sobre estadísticas -supongo- los escasos avances y múltiples dificultades que iba a tener a lo largo de su crecimiento, seguramente sin tener en cuenta las variables más importantes de cualquier estudio o investigación, dificilmente medibles pero fácilmente demostrables: esfuerzo, confianza, aceptación incondicional, respeto, admiración, valentía, superación, pero sobre todo...amor de su familia de acogida.


Hace un par de días recibí un email con noticias de mi pequeño amigo, en esta ocasión porque su hermana, una vez más, quería demostrarle con palabras lo mucho que le quiere y compartirlo conmigo y con todos/as vosotros/as. La humildad de estas palabras y el respeto que desprenden hacia la persona que les ha traído un nuevo mapa de ruta de sus vidas directo al tesoro del amor (en un camino no exento de tormentas, maremotos y vientos huracanados), hace que yo me quite el sombrero y lance un enorme aplauso de admiración por todos ellos.

Os dejo con la carta de Bea:


Hoy no solo cumple 11 añitos mi peque, hoy cumplimos todos. Hoy cumplimos los 3 hermanos un año más de experiencias, batallas (ganadas), muchos nuevos conocimientos adquiridos, pero sobre todo, un año más de mucho, mucho amor. 

Estoy tan orgullosa de él como de nosotros, y no quepo de gozo de la felicidad que siento desde que nuestra familia decidió añadir un miembro más. 

Él es tan especial...como nosotros desde que estamos a su lado. Ojalá verlo cumplir 100 años más, 100 sueños más, 100 logros más. Porque es lo único que se merece: conseguir todo aquello que la vida le arrebató. 

Y, créanme, que yo voy a hacer todo lo que esté en mi mano porque sea inmensamente feliz...como yo lo soy cuando me mira y me sonríe, y aunque no diga palabra, él nos está dando las gracias. 

Ojalá algún día sepa que somos nosotros quien le agradecemos su llegada, pues ahora somos mejores personas...hemos florecido... y seguiremos haciéndolo mientras él vaya de nuestra mano.. siempre. 🌹🏵🌷🌼🌻🌺

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