"Solamente dos legados duraderos aspiramos a dejar a nuestros hijos: uno raíces...el otro, alas"

"Solamente dos legados duraderos aspiramos a dejar a nuestros hijos: uno raíces...el otro, alas"
"Solamente dos legados duraderos aspiramos a dejar a nuestros hijos: uno raíces...el otro, alas"

martes, 29 de octubre de 2013

Tu hijo, tu espejo...retrovisor

Esta es una entrada para padres y madres.

Hoy toca ITV (Inspección Técnica de Vehículos), y como tal, tendremos que hacer una revisión interna de nuestros motores, frenos, luces, tubos de escape….Es curioso como, al menos donde yo vivo, cuando pasas la inspección  del coche, te dan una pegatina con fecha de caducidad que significa que has pasado la prueba (si las has pasado), y que hasta que no toque de nuevo al cabo de un tiempo volver a revisar, puedes circular con normalidad. ¡Qué bueno sería eso también para la revisión de papás y mamás!

La parentalidad, la relación que se establece con los hijos, puede verse desde diferentes aristas, y en esta ocasión he elegido que sea a través  de un libro escrito por la psicóloga Marta Alicia Chavez Martínez editado por la editorial Grijalbo. Ella eligió un título para el libro un tanto sugerente, de esos que “pican” tu curiosidad: “Tu hijo, tu espejo. Un libro para padres valientes”. Con ese nombre…¿Valiente yo? ¡Pues claro, faltaría más!.

Según Marta, los padres proyectamos en nuestros hijos nuestras expectativas de la vida, nuestras frustraciones, nuestras etapas de la infancia o adolescencia sin resolver, nuestros "hubiera" y nuestras necesidades insatisfechas, esperando inconscientemente que ellos se conviertan en una extensión de nosotros mismos y que cierren esos asuntos inconclusos. Conocer la "parte oculta" de nuestra relación, comprender por qué ese hijo, específicamente ése, nos saca tan fácil de nuestras casillas, por qué nos desagrada, por qué nos es tan difícil amarlo, por qué estamos empeñados en cambiarlo, por qué lo presionamos con tal insistencia para que haga o deje de hacer, nos abre la puerta a la posibilidad de un cambio profundo en la relación con él. Darnos cuenta contribuye a transformar los sentimientos de rechazo, rencor y su consecuente culpa, que pueden resultar devastadores, facilitando el paso al único sentimiento que sana, une y transforma: el amor.

Empecemos a mirar por el retrovisor…

Para comprender todo este asunto de la "parte oculta" de la relación padres-hijos necesitamos hablar primero de los mecanismos de defensa.

Éstos son medios que utilizamos inconscientemente para afrontar las situaciones difíciles, distorsionando, disfrazando o rechazando la realidad y así reducimos la ansiedad. De entre todos los mecanismos de defensa, la autora trata en este libro tres de ellos: la proyección, la negación y la formación reactiva.

La proyección es el proceso de atribuir a otros lo que pertenece a uno mismo, de tal forma que aquello que percibimos en los demás es en realidad una proyección de algo que nos pertenece; puede ser un sentimiento, una carencia, una necesidad o un rasgo de nuestra personalidad. ¿Cuántas veces escuchamos "ya que yo no pude estudiar"..."quiero que no le falte de nada como me pasó a mí"...."es igual que yo ante los problemas, que se crece.."?. Tenemos grandes deseos de satisfacer necesidades que son mas nuestras que de nuestros propios hijos/as.

Dice Marta que, sin embargo, este mecanismo de defensa no está mal en sí mismo, ya que puede ser un eficaz medio de autoconocimiento, pues los demás funcionan como espejos de cuerpo entero que nos permite ver nuestros rasgos funcionales y disfuncionales, lo cual sería muy difícil identificar de otro modo. Por eso se dice que las personas que nos caen mal son una maravillosa fuente de información para detectar lo que no hemos solucionado dentro de nosotros mismos. (Prueba a revisar esto. Párate y céntrate en una persona que no soportas o te cae mal e intenta ver en qué os parecéis o en que sois diametralmente opuestos. Yo concretamente no soporto a los perfeccionistas, y reconozco que es porque soy un desastre en muchas ocasiones y me dan cierta envidia su organización).

Es importante señalar que la proyección no sólo aparece en un sentido negativo, es decir, no sólo proyectamos en los otros nuestros conflictos de personalidad, sino también nuestras áreas de luz, de manera que todo eso que te gusta de otra persona es también una proyección de los aspectos bellos y sanos de ti mismo (dice la autora). ¡La de veces que me he alegrado que mis hijas sean buenas personas, nobles, consideradas, amables con los otros...y siempre digo que "se parecen a mí" supongo que en un afán de auto-reconocimiento!

Otro mecanismo de defensa del que es indispensable hablar es el de la negación. Ésta se refiere a la no aceptación de una realidad que puede ser externa, por ejemplo algo que está sucediendo en la vida de las personas, o interna, como una necesidad, un sentimiento, un deseo o un rasgo de personalidad, los cuales resultan amenazantes y difíciles de reconocer. ¿Cómo buscas soluciones a un problema si te aferras a la idea de que dicho problema no existe? ¿por qué es tan difícil reconocer nuestros sentimientos mal llamados "negativos" (los sentimientos no son negativos o positivos, simplemente son), como la envidia, el resentimiento, la ira o el miedo? ¿Por qué es tan difícil aceptar que tenemos un problema, que no sabemos cómo resolverlo y que tal vez estemos equivocándonos?

Porque casi todos nosotros crecimos dentro de sistemas familiares, escolares y sociales en los que aprendimos que cometer un error es vergonzoso, así como tener un problema y no saber cómo enfrentarlo o necesitar ayuda; todo esto lo vemos como signo de ignorancia, debilidad y por lo tanto preferimos ocultarlo para no sentirnos tontos, débiles o ignorantes. Estos sentimientos "negativos", que todos tenemos, son tan mal vistos socialmente, que aprendemos a reprimirlos, negarlos o distorsionarlos para ser aceptados por quienes nos rodean.

Otras importantes razones para mantener la negación son el miedo o la comodidad, ya que si reconoces que hay un problema debes hacer algo al respecto. Aunque parezca increíble, muchas personas continúan en negación aún después de ver evidencias clarísimas del problema. Por ejemplo, ven a su hijo consumir drogas o a su cónyuge tener una relación extramatrimonial, o bien que su hija es víctima del abuso sexual de un familiar: reconocer esto implica tomar decisiones muy drásticas; un divorcio tal vez, una ruptura en las relaciones familiares, una confrontación o, en pocas palabras, entrar en un proceso difícil para el cual no siempre se está preparado. Reconocerla implicaría tocar cargas enormes de miedo, de culpa, de impotencia y tener que tomar decisiones drásticas y difíciles al respecto.

En ocasiones lo que negamos no son realidades que están sucediendo, sino sentimientos o necesidades que por cualquier razón no podemos afrontar. Decimos entonces cosas como: "Claro que no me molesta, no me duele, no me importa, etcétera". Me viene a la memoria esa madre que se ha distanciado de su hijo al que no ve hace tiempo tras una discusión y dice que le da igual, que no es importante para ella.

Según Marta, otra razón por la cual nos aferramos tan fuertemente a la negación es que creemos que no ver un problema o un sentimiento significa que éste se va, desaparece. Pero como dice la autora, las cosas no funcionan así: voltear la cara, no querer reconocer un sentimiento, un problema, una realidad, no significa que se va, al contrario crecerá y echará raíces y se ramificará, hasta que sea tan grande que resulte imposible no verlo.

Y continúa diciendo...Así pues, para seguir sosteniéndonos en la negación, hacemos cosas como justificar, evadir o descalificar la fuente que nos está informando sobre esa realidad que no queremos ver; esa fuente puede ser una persona cercana, un libro, un conferencista, un terapeuta, un médico, a los cuales descalificamos diciendo: "No sirve, no es bueno, está loco, es un mentiroso, etcétera".

Y todo esto que se llama la "parte oculta" de la relación con nuestros hijos se produce de manera inconsciente y no como resultado de una decisión intencional y consciente por parte de los padres y madres. No es que un día te hayas sentado a planear todas estas cosas, sino más bien son cosas no conscientes, es decir, que están manejadas por esa parte de la psique llamada inconsciente, la cual está compuesta por impulsos inaceptables, deseos, experiencias y recuerdos que no pueden ser integrados por el yo. El inconsciente, aunque no se experimenta directamente, ejerce efectos profundos y significativos en tu vida.

La función del inconsciente es protegernos, resguardar todo aquello que nos es difícil o doloroso enfrentar.

Pero también puede ayudarnos a cerrar nuestros asuntos inconclusos echando mano de las herramientas personales de que disponemos y nos puede proporcionar todo el potencial necesario para la curación y el cambio, porque el inconsciente no sólo es el depósito del material amenazante, sino además es el cofre de tesoros no descubierto, donde se encuentran tus recursos, tus aprendizajes.


Señala Marta algunas de esas proyecciones inconscientes que en alguna medida los padres hacemos con nuestros hijos:

a)    Yo no pude hacerlo, hazlo tú por mí
Como el ejemplo de una hija que recriminaba al padre que le había comprado un piano y le decía "Yo nunca te pedí un piano, tú dijiste que lo ibas a comprar porque era un hermoso instrumento y te encantaría que yo lo tocara. A mí no me gusta, y te lo dije entonces. Simplemente no me interesa, cuando paso junto a él siento un nudo en el estómago y no quiero ni verlo, porque me siento tan presionada por ti, tan culpable porque sé el enorme esfuerzo que hiciste para comprarlo, pero yo nunca te lo pedí, no puedo tocarlo, no quiero tocarlo.

El padre fue un niño pobre y por muchos años deseó tener un piano y aprender a tocarlo, pero esto nunca sucedió. Ahora como adulto, al comprar el piano para su hija y contratarle al mejor maestro, inconscientemente trataba de llenar ese espacio que quedó vacío en su vida, o mejor dicho, quiso que su pequeña lo llenara por él. Así, simbólicamente, llenamos a través de ellos ese espacio vacío en nuestras vidas.

b)    Cuando ser padre agobia
Todos nos hemos visto en alguna situación en la que hubiéramos pagado por huir, por marcharnos a una isla desierta. Hace poco una mamá me lo decía entre avergonzada y aliviada. Después de muchas "tormentas" familiares tenía tiempo para dedicarle a la nueva pareja, y su hija (habida en otra relación) ponía todos sus esfuerzos por boicotear los momentos de paz en un intento de llamar la atención. "Me pesa tanto ser madre a veces, quisiera que se fuera con su padre un tiempo, respirar, tener tranquilidad..."

Y esto es así...a veces tenemos ganas de que nuestros hijos desaparezcan por un rato...pero si nos atreviéramos a expresar ante nuestros amigos esa sensación ¿qué pensarían?. Señala la autora que si nos atreviéramos por lo menos a confesárnoslo a nosotros mismos, cuan rápido pasaría, cuan rápido podríamos sentirnos de nuevo serenos y en paz! ¿Y por qué no lo hacemos? Porque el solo hecho de reconocerlo nos hace sentir malos, culpables y avergonzados, y además si lo expresamos en público somos criticados y juzgados.

Cuando por mucho tiempo hemos negado y reprimido algún sentimiento, éste va a buscar formas alternas de salir, así son los sentimientos —no querer verlos no significa que se vayan—, y entonces desarrollamos ciertos rasgos, como una preocupación extrema por el bienestar llegando incluso a la sobreprotección.


¿Qué tal va la ITV? La semana que viene seguiremos viendo otras proyecciones diferentes siguiendo a Marta Alicia Chavez quien nos ha enseñado mucho con estas aportaciones y nos ha hecho pensar.

Hasta entonces, toma conciencia de cómo van tus frenos cuando algo te bloquea o impide el paso, tus luces (que no haya alguna fundida), la soltura del motor que se ha de adaptar a diferentes carreteras y...sobre todo tu tubo de escape, no vaya a ser que haya humos contaminantes que perjudican la salud de todos.

Feliz semana.

 

 

 

 

 

2 comentarios:

  1. Gracias Concepción.
    Lo estoy usando en mis clases.Tengo una entrada sobre la RESILENCIA.
    www.anajimenezdiaz.blogspot.com

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Ana Jiménez!!
      Me alegra saber que mis entradas puedan tener fines educativos. He visitado un poco tu página y me parece muy interesante. Te añado a mis blogs favoritos!
      Qué importante es vuestra labor como docentes y que papel tan relevante en la educación integral de los alumnos. Espero poder aprender mucho de ti.
      Te mando un abrazo desde este lado del mundo
      Conchi

      Eliminar

Contacta conmigo

resilienciainfantil@gmail.com